Raimundo Fitero
DE REOJO

Caramelos

Está muy bien expresado por un miembro de la benemérita que ante la actuación de los valientes soldados del tricornio en El Tarajal ceutí donde provocaron la muerte de una docena de personas que intentaban llegar a la orilla, sale en rueda de prensa diciendo una buena obviedad, que ellos, los de la Guardia Civil no son reyes magos y que nadie espere que reciban a los inmigrantes con caramelos, sino con sus armas reglamentarias. Muy bien, este señor debe ser ascendido inmediatamente, darle un puesto de responsabilidad allá donde puedan existir idiotas que piensen que les van a dar caramelos y no hostias, porrazos, balas de goma o de las otras si fuera necesario para cumplir con su misión, su obligación, sus ordenanzas o las órdenes de sus mandos. Por lo manifestado por este número, no hacen falta ni órdenes directas, ellos las llevan en su instrucción, sueldo con extensiones hasta el ADN estas actitudes violentas.

Yo diría que el imbécil, agresivo, violento universitario de Talavera de la Reina que ha pasado a la historia de la infamia por propinarle una patada por la espalda a una mujer que esperaban en un semáforo en Barcelona, tiene ADN de miembro de alguna orden benemérita o de escalafón, porque a él, y al que grabó el vídeo y que también está implicado en alto grado de complicidad, se le nota demasiado que los caramelos que tomaron eran para confirmarles su personalidad violenta, descerebrada, machista, sádica y no quiero malgastar adjetivos con estos tipos que, para redondear el perfil, suben esa barbaridad a las redes sociales para regodearse.

Me cuesta entender que se les acuse solamente de vejaciones. Yo creo que hay intención de lesionar, de ejercer violencia de manera gratuita, como diversión, es decir la sintomatología de violentos de extrema derecha, por muy bien peinados que vaya, por mucha colonia de marca que utilicen. Como hay tanto ruido en la tele y la radio, como los periódicos van cargados de titulares que no hacen otra cosa que recordarnos que vamos hacia un desastre cultural y social de grado indefinido, ahogados en corrupción, nos quedamos absortos con la nueva cara de Maradona. Dieguito tomó demasiados caramelos.