Santi Lorente
Miembro de la izquierda abertzale
KOLABORAZIOA

«CHEN» agua para esto

Hace varias décadas, el sindicalismo oficialista agroempresarial navarro dirigido por UAGN y aupado por el régimen posfranquista con UPN-PSN a la cabeza imponían y defendían el proyecto y posterior construcción del Pantano de Itoiz.

Al mismo tiempo otros muchos navarros y navarras, del norte y del sur, agricultores, sindicalistas agrarios de EHNE, militantes sociales y políticos, ecologistas, medioambientalistas, expertos, ingenieros y analistas europeos y del resto del Estado Español, exigíamos, denunciábamos y solicitábamos la regulación de las cuencas hidrográficas navarras en base a las necesidades reales y de futuro de la socioeconomía navarra y no sobre macroproyectos faraónicos de dudosa y peligrosa intencionalidad.

Algunos en aquella época, y ahora también, decíamos que las necesidades de agua de boca, riego y uso industrial debían ser debatidas y consensuadas por los navarros y navarras y en base a un debate social, democrático y participativo y según sus posteriores resultados se deberían tomar las decisiones políticas correspondientes para abastecer al conjunto de navarras y navarros del recurso agua.

Algunos en aquella época, y ahora también, decíamos que los grandes pantanos no eran la solución y que la alternativa más operativa en términos de eficacia hídrica, ecológica y social eran los pequeños embalses, desde cabecera y a través de la cuenca, y encontrar zonas inundables que fueran regulando la propia cuenca de forma natural y en previsión de las diversas obras, diques e infraestructuras que de forma artificial se van adosando a las cuencas naturales de nuestros ríos, llámense autopistas, carreteras, TAV, hidroeléctricas, térmicas, polígonos industriales...

La capacidad de regulación de cuencas y avenidas fluviales por pequeños y medianos embalses están demostrada en estados como Reino Unido, reduciendo las crecidas entorno al 30%, en Austria, o en Australia, en el caso del río Nepean.

Ante la crecida que estamos viviendo en nuestros ríos estos días, especialmente la del río Ebro, volvemos a oír voces llamando a dragar el cauce como solución ante las riadas... y quiero mostrar mi absoluta oposición a posibles dragados en el cauce del río Ebro y a la destrucción de su riqueza y su ecosistema, ya muy deteriorado.

Opino que es necesario incluir las zonas inundables de la cuenca ribera del Ebro y otros ríos navarros en la Red Natura, y compensar económica y socialmente a todos los afectados por los efectos de las riadas para que sus economías familiares no se vean afectadas. Es necesario crear una oficina de afectados con sede en Tudela de forma inminente, para gestionar todas las demandas y llevarlas ante el Gobierno de Navarra, del Estado y al Parlamento Europeo.

Es necesario gestionar los ríos y cauces hídricos navarros como sistemas fluviales de forma integrada y no acordándonos de que existen cuando se sobran. Se debe incrementar la educación ecológica y medioambiental en la escuela primaria y en los estudios secundarios y universitarios. No podemos estar mirando siempre al Moncayo y vivir de espaldas al Ebro y enterarnos de que existe cuando el agua nos llega hasta la puerta de casa.

Las importantes posibilidades sociales, económicas, ecológicas, agrícolas y culturales que nos ofrecen el río Ebro y el resto de ríos navarros solo pueden ser activadas con una gestión democrática, participativa, social y transparente del recurso agua.

El oscurantismo de la CHE y los intereses que representa, los de destacados dirigentes de UPN-PP, agazapados ahora bajo el paraguas esperando a que escampe el chaparrón, son los auténticos lodos y barros que hay que dragar por ser ellos los responsables de la política y sumisión de los sindicatos de riego de la cuenca del río Ebro a las políticas agroindustrialistas y neoliberales para beneficios de muy pocos caciques y terratenientes y la expulsión histórica del sector agrario a los pequeños y medianos agricultores navarros y también riojanos, aragoneses y catalanes, y a costa, sobre todo, del ecosistema del propio río Ebro.

La proclama histórica de la necesidad de la soberanía navarra sobre el agua es, ahora más que nunca, de vital importancia junto al concepto de soberanía alimentaria y ecosoberanía para poder desarrollar un futuro socioeconómico en libertad y en cohesión social y política.

Soberanía sobre el agua de la Cuenca del Ebro, sin lugar a dudas compartida con los pueblos y naciones de la propia cuenca, desde parámetros de solidaridad y gestionada para favorecer los intereses de los pueblos trabajadores y no de agroindustrias, hidroeléctricas e intereses particulares y monopolios privados.