Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
CRISIS EN LA DERECHA NAVARRA

Barcina dimite como líder de UPN para controlar mejor la sucesión

Barcina dimitió ayer como presidenta de UPN. Su decisión impedirá que se convoque un congreso en el corto plazo y evitará así la renovación de la Ejecutiva. Al final, UPN optará por una asamblea y se cambiará solo al presidente, que se verá obligado a trabajar con el equipo de confianza de Barcina y tendrá un mandato de prácticamente meses.

Yolanda Barcina dimitió ayer de sus cargos en UPN y pasó a convertirse en «una afiliada más». La dimisión, sin embargo, altera todos los planes para la renovación del partido, ya que imposibilitará la celebración de un congreso extraordinario en el corto plazo. En lugar de ello, tendrá lugar una asamblea para nombrar sucesor y las reglas del juego quedarán en manos de la actual Ejecutiva. Este proceso lo pilotará el actual vicepresidente, Antonio Sola, que tiene dos meses para fijar las normas de la sucesión.

Barcina argumentó su decisión en que UPN necesita «un presidente a tiempo completo» y que ella se reincorpora a la universidad. Alegó que el partido necesita «revitalizarse» y que hay que emprender esa tarea pronto y bien. Sin embargo, considera que no se ha hecho trabajo suficiente como estar listos para un congreso.

A diferencia de este, en una asamblea solo se votará para elegir al sustituto de la presidenta. El elegido, por tanto, tendrá que trabajar con la actual Ejecutiva, donde todos (salvo Miguel Sanz) son de la corriente de Barcina. Sola, presidente en funciones desde ayer, tendrá que improvisar para sacar adelante esta anómala sucesión. Cuenta con un plazo de dos meses para fijar la fecha.

Aunque UPN es un partido donde las asambleas no son algo inhabitual, toca ahora determinar los plazos para presentar las distintas candidaturas, elegir lugar y fecha y demás detalles. Lo que sí está claro es que podrá presentarse cualquier persona afiliada y que todas tendrán derecho a voto. En el congreso que enfrentó a Alberto Catalán y Barcina por la Presidencia en 2013 votaron 1.666 afiliados.

UPN se va a embarcar ahora en un proceso complejo con el fin de hallar un sustituto que será interino, dado que su mandato expirará como muy tarde a principios de 2017, cuando toque el siguiente congreso ordinario. Teóricamente, su presidencia debería durar solo meses, ya que Barcina reiteró ayer en varias ocasiones que el motivo de elegir un nuevo presidente es, sorprendentemente, para que ese nuevo líder convoque un congreso extraordinario. Es decir, se supone que UPN va dedicarse los próximos meses a buscar un nuevo presidente cuyo cometido es &bs;poner fecha al fin de su mandato.

Este proceso tan ilógico, sin embargo, pone en una posición muy favorable a la actual Ejecutiva. Además de controlar los ritmos, el lugar y los plazos de la sucesión, obligarían al sustituto a trabajar con el equipo de confianza de la expresidenta.

Esto no supone gran problema, en principio, para posibles candidatos como Juan Luis Sánchez de Muniáin o, en menor medida, Javier Esparza. Por contra, supondría todo un escollo para la única persona que, a día de hoy, se ha postulado para el cargo: Amelia Salanueva. A este respecto, Barcina fue preguntada ayer sobre si había consultado la decisión de ir a una asamblea en lugar de apostar por un congreso y contestó que sí. Inquirida después sobre qué opinión le trasladó Salanueva, la expresidenta dijo que ella «no es portavoz de nadie».

La «neutralidad» de Barcina

La expresidenta aseguró que se va a mantener al margen y en la «neutralidad total» por lo que respecta a la búsqueda de sucesor. Ella insiste en que es una afilada más y también recuerda que adoptó la misma postura en el proceso de selección de candidato del año pasado, cuando Esparza se enfrentó con Juan Antonio Rábade, Catalán y la propia Salanueva.

De hecho, el escenario que crea la dimisión de Barcina recuerda terriblemente a esta última gran disputa por el liderazgo del partido. La presidenta jamás salió públicamente defendiendo a ningún candidato, aunque era obvia su preferencia por Esparza, su consejero.

En lugar de ello, Barcina prefirió elegir el escenario. Rábade, Catalán y Salanueva querían primarias abiertas. Barcina, por contra, decidió que el escenario debía de ser el Consejo Político, donde ella controlaba la mayoría. Al final, Rábade y Salanueva se retiraron para que Catalán tuviera posibilidades. Pero ni por esas pudo con Barcina, que jugaba con las cartas marcadas de fecha y campo de batalla.

 

Declaraciones

«Vuelvo a la universidad. Por la misma puerta que entré, salgo. Aquí, como ven, no hay puertas giratorias de ningún tipo»

«UPN tiene ante sí el desafío de una auténtica revitalización, un cambio y un gran impulso. Esos cambios han de ser acordes con los de la sociedad»

«UPN necesita un presidente a tiempo completo y el congreso no puede estar centrado en personas, sino en ideas»

Yolanda BARCINA

Ahora militante de UPN