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Kiev acusa a los prorrusos de matar a decenas de civiles cuando huían de Lugansk

El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, ha anunciado un cambio en la estrategia militar en el conflicto en el Este, después de que Kiev denunciara que decenas de desplazados murieron al ser atacados por los separatistas cuando huían de Lugansk, algo que los rebeldes niegan. El Gobierno de Kiev volvió a ofertar un alto el fuego condicionado.

«Debemos examinar de nuevo las modalidades de nuestra operación militar, a la vista de las nuevas circunstancias», señaló ayer Petro Poroshenko durante una reunión con los jefes de sus fuerzas de seguridad.

La táctica empleada por el Ejército ucraniano hasta ahora consistía en acorralar y asediar los principales bastiones de los insurgentes prorrusos, lo que ha provocado combates cada vez más cruentos. Para el Ejército, además, es muy difícil entrar en las ciudades, donde los enfrentamientos provocarían numerosas víctimas civiles.

Poroshenko solicitó, en consecuencia, el «reagrupamiento de las fuerzas» para «fragmentar la zona controlada» por los insurgentes e «impedir su avituallamiento de armas y equipos» a través de la frontera con Rusia.

Unas horas antes, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Andrai Lisenko, había denunciado la muerte de decenas de civiles, entre ellos muchos niños, bajo el fuego de artillería de los separatistas prorrusos cuando trataban de escapar de la ciudad de Lugansk, en el este de Ucrania.

«Son decenas (los muertos). La columna (de refugiados) fue aniquilada prácticamente en su totalidad», dijo Lisenko, quien subrayó que entre los muertos «hay muchas mujeres y niños».

Lisenko afirmó que los refugiados fueron atacados a la salida de Lugansk, en una carretera que une la ciudad con un tramo de la frontera en manos separatistas, y que la columna llevaba banderas blancas y distintivos para indicar que transportaban a civiles.

El portavoz de los insurgentes, Konstantin Knirik, rechazó tajantemente esas acusaciones, que tachó de «burda propaganda» y el primer ministro de la República Popular de Lugansk, Alexander Zajarchenko, afirmó que «nosotros no disparamos ontra nuestros propios convoyes».

Con condiciones

Coincidiendo con esta denuncia, el Gobierno de Kiev dijo estar dispuesto a un alto el fuego en el este del país, pero con condiciones, una de las cuales es la impermeabilidad de la frontera con Rusia, declaró su ministro de Exteriores, Pavlo Klimkin. Agregó que «cada quien debe hacer lo que esté en sus manos para cerrar la frontera, poner fin al cañoneo de nuestro territorio y para que desde la frontera con Rusia no entren gente armada, armas ni armamento pesado», condiciones dirigidas a Moscú.

Klimkin dijo que Ucrania necesita que «la frontera sea totalmente segura; que la OSCE supervise el alto el fuego, incluso a lo largo de la frontera, y que se libere a todos los retenidos».

Mientras tanto, Lugansk, sitiada desde hace semanas y escenario de duros combates entre los dos bandos, «está al borde de la supervivencia», advirtió en un comunicado la Asamblea municipal de esa ciudad. «La ciudad está en situación crítica desde hace 16 días. No hay suministro eléctrico ni agua, tampoco funcionan los teléfonos fijos ni los móviles. La situación con el abastecimiento de alimentos, medicinas y combustibles no ha cambiado, no llegan a la ciudad», señaló.

Los combates calle por calle continúan en la parte oriental de la ciudad, donde son cada vez más los edificios de viviendas destruidos total o parcialmente, pero si se confirma la denuncia de Kiev escapar puede ser muy arriesgado.

El Gobierno dijo haber arrebatado a los separatistas parte de esa urbe, mientras que estos reconocieron que combaten contra las fuerzas gubernamentales en un territorio equivalente a un tercio de la ciudad. «Algunas calles pasan constantemente de mano en mano», aseguró Knirik.

Mientras tanto, en Donetsk, durante la madrugada de ayer se reanudaron los ataques de artillería de las tropas gubernamentales.

En la frontera

Precisamente a Lugansk debería dirigirse el convoy ruso de ayuda humanitaria que se encuentra desde hace días en la frontera a la espera de que Kiev, Moscú y la Cruz Roja resuelvan los formalismos que impiden su envío a la población civil.

Cruz Roja indicó que sigue a la espera de que el Gobierno de Kiev y los rebeldes prorrusos ofrezcan sólidas garantías de seguridad para asumir el transporte, la gestión y el reparto de la ayuda.

Mientras, los primeros 16 camiones rusos del convoy siguen en el paso fronterizo ruso Donetsk, al que llegaron tras ser inspeccionados por personal de la Cruz Roja. La Guardia Fronteriza y el Servicio de Aduanas ucranianos continúan sin iniciar la revisión y certificación de la carga rusa a la espera de que lo hagan expertos de la OSCE.

La OSCE informó de que falta «garantizar las condiciones de seguridad del convoy», algo que Kiev dice que es responsabilidad absoluta de Rusia.

Finlandia

El primer ministro de Finlandia, Alexander Stubb, ha asegurado que la Unión Europea y la OTAN no pueden dar apoyo militar a las tropas del Gobierno de Ucrania porque la Alianza sólo da apoyo militar a sus miembros y porque la UE no tiene la capacidad de hacerlo.