El director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz de la Universidad Nacional, Alejo Vargas, ha destacó en una rueda de prensa que, aunque «hubo matices distintos», nadie se ha opuesto a la participación política de la guerrilla.

«Hay opiniones que se inclinan a una posición más cercana a la amnistía o indulto y otras que dicen que tiene que haber justicia», ha explicado Vargas al considerar que la clave está en cómo se aplicaría la justicia transicional en la etapa de posconflicto.

En el segundo día del foro, y tras escuchar experiencias exitosas de otros procesos a nivel internacional, como los de El Salvador, Uruguay, Filipinas y Sudáfrica, los delegados han iniciado el debate a puerta cerrada y en grupos reducidos.

La jornada la han dedicado a perfilar las propuestas finales, que este martes se harán públicas para después enviarlas, el 20 de mayo, a la mesa de La Habana, donde el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) negocian la paz desde el pasado noviembre.

En el foro están reunidos los doce partidos colombianos con personalidad jurídica, así como movimientos políticos y sociales, entre ellos la Marcha Patriótica, liderada por la exsenadora Piedad Córdoba.

La gran ausencia es la de Centro Democrático, el movimiento político recién fundado en Colombia y liderado por el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010).

El hecho de que la mayoría de los partidos se hayan expresado a favor de que las FARC participen en la política contrasta con la última encuesta difundida hace una semana, en la que se advierte de que el 67% de los colombianos es contrario a esa eventualidad.

Entre los invitados internacionales en el foro, con gran peso de experiencias foráneas, está el abogado sudafricano Brian Currin, que en 1994 presidió una comisión de investigación sobre el periodo del apartheid (segregación racial) y posteriormente participó en la creación de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica.

En una entrevista con Efe, Currin, que ha jugado un papel clave como facilitador del nuevo escenario político abierto en Euskal Herria, ha advertido de que el éxito del proceso de paz en Colombia pasa por el compromiso de las FARC de «deponer las armas» de forma irreversible.

Y ha explicado que, en el momento en el que se encuentra el diálogo en La Habana, «la cuestión más importante es construir confianza» ya que esta es una garantía para que ambas partes alcancen «acuerdos duraderos» y pongan fin al largo conflicto armado.

Por su parte, el senador uruguayo y excombatiente del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T) Ernesto Agazzi ha instado a las FARC y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla colombiana, a canalizar sus reivindicaciones en programas políticos realistas capaces de articular transformaciones sociales más allá de «la toma del poder».

Ha reconocido que la lucha guerrillera en América Latina ya «no tiene ninguna perspectiva» y mantenerla en el contexto histórico actual «es una locura».

Aún así, ha recomendado a las FARC que antes de dejar las armas se aseguren «garantías» y les ha animado a creer que no «los van a matar al otro día».

En coincidencia con el foro de la paz, el jefe negociador del Gobierno colombiano, Humberto de la Calle, ha afirmado desde La Habana que «sin armas, el Estado ofrece las garantías necesarias» para que las FARC «se incorporen a la democracia».

«Es útil que el Estado amplíe el marco de la participación y consolide un estatuto que garantice los derechos de la oposición», ha señalado De la Calle, en una declaración leída a la prensa antes de incorporarse a la mesa de diálogo con la guerrilla.

El foro sobre participación política comenzó el domingo en Bogotá con la participación de unos 1.400 delegados de diferentes organizaciones políticas y sociales de 18 sectores.