Gorka Ikatza

Daikirí, de las minas de hierro a las alabanzas de Hemingway

El daikirí, con tilde o sin ella, es uno de esos cócteles que surgen de la improvisación, que la magnífica alquimia de su mezcla eleva como combinado y que un personaje ilustre lo hace célebre en el mundo; en este caso, Ernest Hemingway.

Daikirí y recuerdo al Floridita en el Patricio de Lasarte_Oria.
Daikirí y recuerdo al Floridita en el Patricio de Lasarte_Oria. (Maialen Andres | Foku)

Sobre una base alcohólica de ron -que el premio Nobel Hemingway pedía doble-, bebido sin pajita y libre de decoración; o en frozen, con pajita; o con fresa o mango… el combinado daikirí es el cóctel nacional de Cuba.  

Si el primer daikirí del que hay constancia se preparó en las minas de hierro de ese nombre, en una zona próxima a Santiago de Cuba, fue un catalán quien lo llevó a la cima unos veinte años más tarde tras la barra de El Florida, en la Habana Vieja. Y es que la historia de este cóctel se remonta a 1896, cuando un capitán del Ejército de liberación de Cuba estaba de paso en las minas de hierro de Daikirí y el ingeniero estadounidense Jennings Cox quiso ofrecerle un trago.

La historia del cóctel empieza en el Ejército de liberación cubano, pasa por un catalán y sigue en un Nobel de Literatura

Se habían quedado sin ginebra, que, al parecer, era lo que bebían habitualmente. En esa situación, a Cox se le ocurrió recurrir al ron, del que había de sobra en la zona. Lo suavizó con un poco de zumo de limón y azúcar para que pasara mejor. De esta improvisación nacería la base de lo que años más tarde otro ingeniero, esta vez el italiano Giacomo Pagliuchi, bautizara como daikirí. A comienzos del siglo XX un almirante norteamericano lo llevó a Washington y allá inicio su periplo internacional.

Aunque estos sean los inicios del daikirí, donde alcanza su madurez y máximo esplendor es en el Bar Florida, de la mano del barman catalán Constante Ribalaigua Vert, quien, en los años 20 del pasado siglo, estableció en una receta específica las características del combinado. 

Así pues, el Bar Florida, que posteriormente pasó a llamarse Floridita, es la auténtica cuna del daikirí, el cóctel nacional de Cuba.

Han sido muchas las estrellas de Hollywood, artistas, intelectuales que ha aparecido por el Floridita para disfrutar de un excelente daikirí. De entre los ilustres, el cliente más asiduo ha sido, sin lugar a dudas, el premio Nobel de literatura Ernest Hemingway. Durante veinte años ocupó el mismo lugar en el bar, que describe en su obra “Islands In The Stream”.

Hoy hay una estatua suya de bronce con un daikirí de los que le gustaban a él; esto es, con una doble medida de ron, sin azúcar, un poco de jugo de toronja, zumo de medio limón y una cascada de hielo frappé con media cucharadita de marrasquino. A esta modalidad particular de Hemingway la denominaban Papa Doble o Especial Daikirí.

«Mi daiquiri en El Floridita y mi mojito en La Bodeguita del Medio», escribió el Nobel de literatura. Está claro que Hemingway sabía gozar de lo bueno.

Y no sólo él, porque por el Floridita han pasado también a disfrutar de un cóctel daikirí Tennessee Williams o Jean-Paul Sartre; desde Gary Cooper a Paco Rabanne o Giorgio Armani; y también Ava Gardner, Spencer Tracy, Jack Nicholson o Rocky Marciano, entre otros muchos.

Pavón estuvo en el Floridita y para él fue «como jugar en el campo de fútbol del equipo de tus sueños»

En el Floridita no podía faltar tampoco la visita de Yon Pavón, del Patricio Bar, en Lasarte, quien no sólo pasó por allá a probar el daikirí y a aprender a hacerlo sino que, tan abierto y apasionado de la coctelería como es, acabó al otro lado de la barra preparando gin tonics durante más de dos horas. «Fue una suerte poder trabajar en la cuna del daikirí con sus cantineros, que son amigos míos. Allá les gustan también los gin tonics y yo he ganado varios concursos, así que empecé a preparar gin tonics de diferentes colores y sabores con lo que había allá disponible y quedaron encantados. Aquello fue como jugar en el campo de fútbol del equipo de tus sueños».

Preparación

Regresando al daikirí, Yon Pavón destaca que a lo largo del tiempo se han ido preparando diferentes modalidades de este combinado y que, en la actualidad, el que se hace en el Floridita es el denominado frozen o frappé, que queda algo parecido a un granizado y se bebe con pajita.

En cualquier caso, el daikirí clásico se ensambla con 6 cl de ron blanco Havana Club 3, el zumo de media lima -unos 2,5 cl-, 1 cl de marrasquino y 1,5 cl de azúcar líquido. Se echa todo en una coctelera con hielo gordo para enfriar y se agita con fuerza durante unos 15 segundos. Luego se vierte con colador en una copa martini, de forma de V, bien fría y se toma sin pajita y libre de decoración.

Para la variante frozen o frappé se echan todos los componentes y dos paladas de hielo picado en una batidora de vaso y se tritura durante unos 30 segundos, hasta que quede la consistencia frappé, una textura algo similar a la de un granizado. Luego se vierte en la copa martini fría, se decora con una rodaja de lima y se toma con pajita. Es ideal para los días calurosos porque el hielo picado se va derritiendo lentamente según vamos disfrutando del frescor del combinado.

El daikirí se puede hacer incluso con fresas, con mango, con sandía… Además, también admite la versión para todos los públicos, retirando la dosis de ron.

Aprovechando la inspiración de Hemingway en la canción “Islands In The Stream”, bien sea en la versión de Dolly Parton y Kenny Rogers o en la de Miley Cyrus y Shawn Mendes, eso ya según la generación a la que pertenezca cada cual, un daikirí, con tilde o sin ella, es un cóctel perfecto al que cantarle “...you do something to me that I can´t explain”.

 

 

HAVANA CLUB, RAÍCES VIZCAINAS

En relación al ron cubano Havana Club hay un dato poco conocido y es que el primer nombre de la destilería fue La Vizcaya y en la etiqueta figuraba el escudo del herrialde y, más tarde, también el de Bilbo. Habrá quien esté pensando que faltaba el del Athletic, pero es que en 1878 aún quedaban veinte años para que los bilbainos hicieran el primer saque.

Y es que fue precisamente en ese año, 1878, en Cárdenas, cuando José Arechabala Aldama, oriundo de Gordexola, montó la primera destilería de licores que en 1934 comenzaría a comercializar la marca Havana Club.

Tras la revolución cubana, en 1960 la empresa de la familia Arechabala fue nacionalizada y continuó adelante la producción del Havana Club.

En 1993 se creó la empresa mixta Havana Club Internacional por acuerdo de Cuba Ron y el grupo francés Pernod Ricard, una unión que hizo posible la introducción plena de Havana Club en el mercado mundial, con excepción de los Estados Unidos de Norteamérica por el bloqueo contra Cuba.

En el año 2019, la familia Arechabala, en homenaje a su patriarca y a través de un consorcio panameño, produjo y comercializó una edición limitada que denominó “Ron Arechabala 140 aniversario”.