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Kew Gardens, guardianes de plantas y hongos en peligro de extinción

Se dedican a identificar, catalogar y archivar especies de hongos y plantas y ayudan a acelerar su conservación. Lo hacen en el jardín botánico Kew Gardens de Londres, desde donde, alarmados, han pedido medidas urgentes para proteger las especies en peligro de extinción.

Cientos de especies de plantas y hongos están debidamente catalogados y archivados.
Cientos de especies de plantas y hongos están debidamente catalogados y archivados. (HENRY NICHOLLS | AFP)

Millones de especies de plantas y hongos no identificados podrían estar ya en peligro de extinción, según investigadores del Kew Gardens de Londres, que han pedido medidas urgentes para protegerlos.

En el extenso Jardín Botánico Real, en el suroeste de la capital británica, los equipos están trabajando arduamente para identificar especies recién descubiertas y ayudar a acelerar su conservación.

Uno de ellos es Rafael Govaerts, que estudia las exuberantes palmeras y plantas tropicales que se han conservado en la Casa de las Palmeras de hierro forjado de Kew desde su inauguración, en 1848. Algunos de ellos ya han desaparecido de la naturaleza.

El botánico belga ha estado trabajando con sus homólogos de todo el mundo en una lista recientemente completada de todas las plantas vasculares conocidas en el mundo: aquellas con tallo y raíz. Se estima que la ciencia ya conoce unas 350.000 especies de plantas, pero aún faltan nombrar formalmente hasta 100.000 más.

Tres de cada cuatro, en peligro de extinción

Tres de cada cuatro de estas plantas ya están en peligro de extinción, según la última edición del ‘Estado de las plantas y hongos del mundo’ de Kew, elaborado con la ayuda de cerca de 200 científicos de todo el mundo.

Para llegar a esa conclusión, los investigadores han comparado datos de la amplia lista de plantas vasculares con la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). «El consejo de los científicos es considerar todas las especies recientemente descritas como amenazadas», ha manifestado Govaerts.

El informe afirma que árboles, plantas herbáceas y cactus aún no identificados probablemente se esconden en los bosques remotos pero biodiversos de Brasil, China o Nueva Guinea. Ahora serán un objetivo como parte de la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

El 45% de las plantas con flores ya descubiertas (incluidas las que prosperan en la atmósfera húmeda de los invernaderos de Kew, como el árbol de pimienta negra del sur de la India) también están en peligro de extinción.

En un laboratorio bajo los extensos jardines botánicos, Lee Davies manipula con cuidado los restos de una tarántula ecuatoriana infectada con un hongo parásito llamado cordyceps, que ataca a los insectos y los transforma en “zombis”, provocando su muerte.

Davies, con barba gris y tatuajes de hongos venenosos en los brazos, es el administrador del fungarium más grande del mundo. Conoce como la palma de su mano las miles de cajas de muestras verdes con intrincadas etiquetas que contienen 1,25 millones de muestras secas.

«Tenemos colecciones que abarcan todo el mundo, que cubren 150 años de investigación sobre hongos, y todavía se utilizan para la secuenciación del ADN y ayudan a establecer nuestra comprensión de la diversidad de hongos que hay en el mundo», dice Davies.

Según el informe de Kew, los científicos han identificado únicamente el 10% de los 2,5 millones de tipos de hongos que existen en el planeta

Laura Martínez-Suz, líder de investigación en micología en Kew, dice que, dada la crisis de pérdida de biodiversidad, es vital nombrarlos y describirlos para que puedan preservarse. «Podemos compartir información con otros investigadores, podemos intentar descifrar el papel que tienen en los ecosistemas... y podemos intentar evaluar si están amenazados o no», añade.

Posibles fuentes de proteínas

En el célebre fungarium se conserva desde 1886 una especie de hongo alargado con una “falda” dentada. Hongos como este pueden ser fuentes de proteínas, vitaminas y minerales.

Davies califica la colección que administra como «un enorme recurso sin explotar para posibles nuevos medicamentos o compuestos que podríamos usar» para tratar afecciones como la esclerosis múltiple o ciertos cánceres.

Pero los hongos, que tienen una relación simbiótica con las plantas, están amenazados por la contaminación del aire o por especies invasoras, y únicamente el 1% están en la lista roja.

Como resultado, los investigadores quieren que se realicen esfuerzos urgentes de conservación para tratarlos igual que a las plantas o a los animales.