Raimundo Fitero
DE REOJO

Resines

Resines, Molero y Sarachu son el triángulo protagonista de “Aquí paz y después gloria”, la nueva serie de Telecinco que intenta ocupar un espacio en la parrilla con el humor con curas como fuente de inspiración. Un género bastante frecuentado que siempre provoca una hilaridad facilona si una de las vías de conexión es la suspicacia sexual o la avaricia, colocando a los de la sotana frente a varios pecados veniales. Además se parte de un juego clásico, dos hermanos gemelos, un golfo y un cura, y la suplantación de la personalidad.

El doblete lo hace Antonio Resines que es uno de esos actores que cada frase escrita en el guion la multiplica por tres debido a su costumbre de repetir alguna palabra o verbo o complemento directo. Eso arrastra al resto del reparto siempre. Antonio Molero es un socio habitual de Resines, llevan años trabajando juntos en series y forman una buena pareja, muy bien engrasada, pero aquí aparece César Sarachu, un actor de primer orden, una figura europea del teatro y del cine, que parece ser el contrapunto en cuanto a rigor interpretativo y humor seco.

Una iglesia en un barrio conflictivo, putas, yonquis, bares, un cóctel esperpéntico, a veces surrealista, pero que es una exhibición de Antonio Resines, un actor al que soy incapaz de enjuiciar más allá de su propia reincidencia, pero al que admiro como alguien que ha sabido mantenerse en las parrillas, por su compromiso profesional más allá de otra consideración artística.

Un tipo estupendo, en otro producto televisivo del que no me atrevo a vaticinar su recorrido.

Es muy obvio, muy chocarrero, con guiones flojos, pero el trío central lo puede soportar bien. Empezó como un tiro y bajó bastante en su segunda entrega pese a recibir una audiencia extraordinaria tras el partido de fútbol.