Esta cumbre es de modesta altitud en comparación con sus vecinas. Sin embargo, no os decepcionará, ni mucho menos. Y es que, aunque la ascensión sea corta, es un agradable paseo por la montaña, ¿quién puede resistirse a un plan así?

La característica principal de esta montaña son los paredones de su cara norte, le dan un aspecto muy caracterizado. Al hilo de esto, existe una fisura que acaba directa en la cumbre. De la misma manera, un diedro acaba también a la derecha de la misma. Podrían salir dos vías de escalada muy bonitas con finalización en cumbre. Eso sí, vista la aproximación tan larga que tendrían y la corta longitud de las mismas, serían solo aptas para románticos.

Por último, este recorrido nos brinda la oportunidad de añadir otra cumbre puntuable más a la colección, algo siempre de agradecer.

Veremos dirección sur un deposito de aguas, nos dirigiremos a él por medio de la evidente y única pista que nos encontraremos. A la izquierda del depósito de aguas nace una pista que cogeremos. Pronto dicha pista tuerce a la derecha y se pone dirección oeste. Está marcada con señales blanco-rojas del GR, así que no tendréis problemas en identificarla. Avanzaremos por ella durante 5 minutos hasta que veamos un riachuelo a nuestra izquierda. Tendremos dos opciones, podríamos seguir por la pista y en el siguiente cruce torcer a la izquierda para seguir subiendo o también podríamos abandonar la pista y subir, campo a través, paralelos al riachuelo. Si elegimos la segunda opción, aunque es más complicada, pasaremos por al lado de una poza bastante chula. Un poco más adelante, saldríamos de nuevo a la pista de antes.

Subiendo por esa pista, atravesaremos un pinadi, llegando de esta guisa al paso del Portillo. Este paso es el único lugar de toda la cara norte en el que no hay pared vertical y se puede atravesar andando. Si seguiríamos esta pista sin salirnos, acabaríamos en el pueblo de Villamaderne. Sin embargo, hoy nuestra única alternativa posible es hacer cumbre. Para ello torceremos a la derecha y avanzaremos por un marcado sendero que nos llevará al collado que hay entre las dos cumbres. Una vez en el collado, visitaremos primeramente la cumbre oriental, Olvedo (924 m). Seguidamente, bajaremos de nuevo al collado y visitaremos la cumbre occidental, Olvedo (932 m).

Ahora tenemos dos opciones, la primera consiste en volver por donde hemos venido hasta el coche. De esta forma, nos saldría una ruta de dificultad baja. La segunda consiste en realizar una ruta circular, teniendo que atravesar así algo de campo a través. En este caso, nos saldría una ruta de dificultad media. Como vosotros gustéis, aunque mi recomendación es la segunda.

Para realizar la segunda opción, desde la cumbre oeste seguiremos por el cordal durante unos cinco minutos hasta llegar al siguiente collado. Una vez allí, bajaremos por la misma vaguada hasta ver como nace un difuso sendero que nos dejará en una langa. A partir de ahora, lo único que tendremos que hacer es descender paralelos a dicha langa. Cuando llevemos unos 600 metros avanzados por ella, nos toparemos con una pista que la cruza. Cogeremos esta nueva pista y atravesaremos la langa para seguir bajando. En breve, saldremos a la carretera, más concretamente al depósito de aguas de Cárcamo. Se ve que hoy toca de depósito a depósito y tiro porque me toca. Por último, torceremos a la derecha, avanzando así por la olvidada carretera hasta retornar al punto de inicio. Espero que ustedes también puedan disfrutar de la ruta que proponemos.