I.S.
GASTEIZ
LA GENTE RULA EN...

Mendizabala

Spider, Rocket, El Ratón Vacilón... Estos no son los grupos que actuarán este noche para poner el punto y final a las fiestas de La Blanca. Son los nombres de algunas de las barracas que se pueden ver estos días en el aparcamiento de Mendizabala, donde también se alza la carpa del circo. Dos «colinas rusas» –demasiado pequeñas como para llamarles montaña–, la nube, el saltamontes y los autos de choque son los principales reclamos de este parque de atracciones portátil, al que se accede desde Portal de Lasarte.

La entrada está flanqueada por las varias tómbolas, donde se sortean productos de toda clase, desde drones a jamones. Un poco más adelante se encuentran los puestos de tiro al pichón, y el tradicional juego de los camellos. No esta demás quedarse un rato a escuchar las eslóganes de los feriantes. Este año la palma se la lleva el propietario de La Tómbola Antojitos. Si oyes un par de veces su rima no te la quitas de la cabeza en todo el día. En el centro del recinto están los mesones, las churrerías y los puestos de vino dulce. No se puede explicar a qué huele esta zona. Se mezclan los aromas de la carne, las frituras y el azúcar. El resultado, algo que no despega de la ropa.

El último tramo está ocupado por las atracciones. Si quieres montarte en algo es mejor venir con la cartera llena, porque el precio de los tickets ronda los 4 euros. Así, no es de extrañar que la cara de muchas madres y padres se descomponga por momentos, pensando en el coste de los billetes de la tómbola, las patatas fritas, los perritos calientes, los «chatos» y los viajes en tren de la bruja. Al menos, saben que cerrarán el día con los fuegos artificiales, que cada noche encienden el cielo de Mendizabala.