Raimundo Fitero
DE REOJO

El bulo

El bulo. Los bulos. ¿Tienen parentesco los bulos, los rumores y las noticias con claros síntomas de intoxicaciones informativas? Lo lógico sería añadir a la lista anterior las encuestas electorales que parecen en sí mismas unos bulos que se convierten en rumores que acaban siendo recibidas como noticias por las masas consumidoras que antes se conocía como ciudadanía. Todo está emparentado, aunque a veces uno se quede con el relato suspendido en la ira o la divagación misantrópica cuando recibe uno de esos envíos masivos en los que se solicita una donación de sangre de un tipo especial para salvar a un niño afectado de leucemia en un determinado hospital y resulta que no existe, que es una mentira. ¿Para qué, por qué, quién saca algo de provecho con esa movilización emocional de decenas y centenas de personas de buena fe que va reenviando el mensaje hasta hacerse infinito?

Hay Gobierno español, hay gestualidades y llega el invierno saltándose al otoño. Urkullu está tan tranquilo que parece el bedel de una residencia de prejubilados. ¿No tiene que nombrar nuevo gobierno? Para ellos, la CAV va tan excelentemente bien, que no hay ninguna prisa. Nadie presiona, todos están esperando algo que debe estar muy pactado y con los convenios bien documentados y los más suspicaces empiezan a rascarse la oreja. No quiero seguir los bulos políticos, los rumores sobre pactos, sobre gobiernos vascos de amplio espectro. No, no y no. Prefiero sacar mi perfil más futbolero de camuflaje, que al menos hay épica de fórmula primaria, pero que mueve gargantas y vísceras, porque Aduriz marcó cinco goles en un partido europeo. La Real juega bien y se coloca en un buen lugar en la tabla, al igual que Eibar, mientras Osasuna sufre y el Alavés, sufrirá. ¿Queda alguno más? Somos una  potencia futbolística. Algo es algo.