Decepción
Decepción es lo que he sentido al leer “Banderas”, la colaboración de Almudena Grandes, en “El País” del lunes día 2 de octubre porque, en mi modesta opinión, creo que en un tema tan complejo como el de los derechos a ser y existir de los pequeños pueblos que, guste o no existimos y así lo reivindicamos, abunda en más de lo mismo, no favorece la necesaria reflexión y además minusvalora la capacidad de quienes día a día sueñan y trabajan por una sociedad distinta.
Las banderas además de tapar, pueden visibilizar. Miles de personas organizadas en movimientos sociales y colectivos enarbolan diferentes banderas que visibilizan, simbolizan y reivindican, además de su pertenencia a un pequeño pueblo, temas como la violencia machista, el racismo, la pobreza, los recortes sociales, la igualdad, las personas refugiadas, la energía nuclear, la corrupción, etc., y estoy convencida que en el caso de Cataluña así sucede.
Lo que está sucediendo en Cataluña es un proceso largo de debates, organización, consensos y sobre todo mucha creatividad y dignidad. Quienes llevamos años participando en movimientos sociales sabemos de las dificultades y de las capacidades necesarias para llevar adelante algo similar. Si se equivocan ya lo remediaran.

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