M.I.
EL JARDÍN DE JEANNETTE

Radiografía de una mujer decimonónica marcada por el infortunio y la soledad

L a filmografía de Stéphane Brizé no puede ser más selecta, con el mérito añadido de que nunca se ha repetido a sí mismo, y en cada nuevo proyecto ha probado con temas y rostros diferentes. Después de un drama social tan revelador como “La ley del mercado” (2015), en el que transformaba a nada menos que Vincent Lindon en un creíble proletario, se atreve con un drama de época y con una actriz poco conocida como protagonista.

La crítica destacada en la Mostra de Venecia aplaudió de forma unánime el riesgo asumido por Brizé, y de ahí que se llevara el premio FIPRESCI. Se alabó su osadía a la hora de romper con los convencionalismos y academicismos que suelen encorsetar a las adaptaciones de las novelas de autores clásicos como Guy De Maupassant, a cuyo naturalismo el cineasta aporta una lectura narrativa rupturista. En lo visual pasa de los planos cortos que atrapan en un reducido y claustrofóbico espacio a su Jeannette, a las elipsis que fragmentan la vida de esta mujer a lo largo de viente años.

La introspectiva interpretación de la sorprendente actriz Judith Chemla incide en el padecimiento de una mujer decimonónica abatida por las circunstancias culturales de su tiempo, cuyo mayor problema es la insalvable distancia que se abre entre sus sueños íntimos y una realidad castrante. Todo se precipita al caer presa en la trampa del matrimonio, por culpa de un hombre del que se enamora perdidamente a pesar de que no duda en engañarla. Frente a dicha adversidad no dispone de armas para defenderse, al haber sido educada en un ambiente aristócrata sobreproteccionista, generador de un carácter sumiso frente a los hombres. En los roles paternos se lucen Jean-Pierre Darrousin y Yolande Moreau. La fotografía en claroscuros es obra de Antoine Hérbelé.