La película está dedicada al recordado Ettore Scola, pero este segundo largometraje de Pierfrancesco Diliberto, más conocido en su faceta de cómico televisivo con el alias de Pif, encierra las esencias de lo que fue el cine italiano clásico y podría ser comparado con tragicomedias antibelicistas de mucho calado humano como “La gran guerra” (1959), en la que el maestro Mario Monicelli dirigió al simpar Alberto Sordi. Aunque las nuevas generaciones no conozcan todo aquello de primera mano, ya se han encargado cineastas puente como Giuseppe Tornatore o Roberto Benigni de recoger tan rico legado. Así se explica que en los premios David Di Donatello del cine italiano, “In guerra per amore” se llevara el David Giovani, otorgado por el Jurado de la Juventud.

El mayor acierto de Pif es saber contar a las nuevas generaciones la verdad histórica de una forma tan amena como divertida, desentrañando los acuerdos mafiosos que permitieron el desembarco aliado en Sicilia. “In guerra per amore” abunda en gags memorables, de los que se quedan grabados en la retina del espectador y le siguen haciendo reír cada vez que los repasa. La ocurrente invención del selfie, la llegada a lomos de un burro volador, o el emparejamiento chistoso entre el ciego y el cojo nos procuran momentos desternillantes, que no esconden la inevitable conclusión amarga del desenlace.

Pif ya había triunfado en los David Di Donatello con su ópera prima “La mafia sólo mata en verano” (2013), sátira localista en la que el joven cineasta de Palermo ya mostró su estilo irónico y bien informado a la hora de retratar a la Cosa Nostra a través de la desdramatización y un humor marcadamente costumbrista. En su nueva propuesta traza la caricatura de la conexión italoamericana en tiempos de Lucky Luciano, quien colaboró con el ejército de los EEUU a cambio de colocar a los capos sicilianos en las alcaldías recuperadas a los nazis.