En internet empezamos hoy y en internet terminaremos. Como debe ser. La red de redes (si es que todavía se la llama así) dio fe de uno de los momentos –anímicos– más bajos que se le han conocido recientemente al cine español. El siempre enérgico productor Enrique Lavigne, en la cima de su carrera (así lo atestigua la envergadura e importancia de los títulos que ha levantado este año) mostraba, eso sí, su abatimiento en una archi-conocida red social.

Y es que una de sus mayores apuestas (y a la vez, gran esperanza española de la temporada) se hundía en taquilla. “Quién te cantará”, nueva confirmación del talento incontenible de Carlos Vermut, estaba pasando prácticamente desapercibida para el público. Ante tal panorama, el productor se consolaba con la promesa del futuro, y con que el film a lo mejor tendría una mejor recepción en el VOD.

¿Y si aquí está la solución? Supongamos, por un momento, que la mala relación histórica del cine español con los espectadores se explica con que estos no están donde se les espera. ¿Y si en internet sí que hay verdadero interés por estas películas? Veamos: en estas que aparece Enrique Cerezo (el mismo) y se saca de la chistera una nueva plataforma para consumir cine.

Se llama FlixOlé y ya ha sido comparada, por todos lados, como «la Netflix española». Por suerte, de lo que se trata aquí, en este artículo, no es de juzgar el acierto en la nomenclatura, sino de celebrar la oportunidad que nos da el Video On Demand para reconciliarnos (quién sabe si para descubrir) esa cinematografía tan cercana y a la vez tan distante. Así, autores tan dispares (pero hermanados, al fin y al cabo) como José Luis Cuerda o Víctor Erice comparten huecos en el catálogo. A dos clicks de distancia, tenemos la comedia disparatada como herramienta hiper-efectiva de comprensión de un colectivo (disparatado donde los haya), y la cinefilia como vía directa para llegar (y ahondar) en las inquietudes de esa misma comunidad.

Queda así una cartelera virtual en la que, ahora sí, se espera tener éxito. Para esto, nada mejor que una oferta potente (si debemos creer las promesas de Cerezo, y esto es mucho creer, se llegará a la friolera de 7000 títulos, entre películas y series)... acompañada, claro está, de esos precios competitivos que a lo mejor (o seguro) faltan en las salas tradicionales.

Así, por el módico precio de tres euros al mes (en realidad, menos aún), el usuario tendrá acceso algunas de la obras más fundamentales... de los autores españoles más fundamentales. El arca de Enrique Cerezo está a nuestro alcance, y la verdad es que, de momento, la oferta parece que no se pueda rechazar.

Del academicismo de José Luis Garci, Rafael Azcona y Alejandro Amenábar al descaro de Pedro Almodóvar, Daniel Sánchez Arévalo o Fernando León de Aranoa. Todo esto y, como suele decirse, «mucho más». Otra promesa: la de la disponibilidad de una serie de películas que, hasta su reciente restauración, se daban por perdidas. Lo que conocemos y lo que no. FlixOlé se levanta sobre un modelo de contrastada efectividad, para dar luz a un cine que a lo mejor acaba de descubrir la viabilidad comercial. Esperemos.