Ane RUIZ DE OTXOA
LIBROS PARA UNA CUARENTENA

Confinados en un desierto blanco

La exploración polar británica está sembrada de fracasos épicos. El sur del mundo, la Antártida, fue uno de sus escenarios. En agosto de 1914, pocos días antes de que Europa decidiera autodestruirse, veintisiete hombres comandados por el explorador Ernest Shackleton pusieron proa hacia el Atlántico sur con un objetivo: atravesar caminando el continente helado de un extremo a otro. En pleno mar de Weddell la suerte les abandonó. La banquisa de hielo se hizo sólida atenazando las cuadernas del “Endurance” y dejando a la tripulación abandonada a su suerte. La gloria de alcanzar una gesta sobre la que ondear una bandera fue sustituida por un reto aún mayor e infinitamente más importante: hacer posible una improbable supervivencia. Durante veinte meses los marinos y científicos de a bordo se emplearon a fondo tratando de escapar de la inmensa prisión de hielo en la que estaban confinados. Cuando zarparon de Londres, la expedición ostentaba el orgulloso nombre de Expedición Imperial Transantártica y al volver a casa, más de dos años después, su gran logro se redujo, nada más y nada menos, a no haber perdido a ningún miembro de la tripulación.

El libro de Carolina Alexander se edita con las fotos obtenidas por el australiano Frank Hurley, fotógrafo y camarógrafo de la expedición. Algunas de sus instantáneas en blanco y negro son tan impresionantes como para rescatar, en medio de la desventura, la extraña y fantasmagórica belleza de una empresa condenada al fracaso desde sus inicios y en la que la victoria pasaba por permanecer unidos y conservar la vida.