Parece evidente que Stéphane Demoustier ha querido alejarse deliberadamente de la crónica de sucesos, a fin de no tener que supeditarse a los hechos y poder reflexionar con la distancia necesaria frente a la presión mediática. Por eso en los títulos de crédito prefiere presentar su película como un remake francófono del thriller judicial argentino de Ulises Porra y Gonzalo Tobal “Acusada” (2018), en lugar de referirse a la verdadera Amanda Knox, la estudiante estadounidense que en Italia fue acusada de asesinato siendo todavía menor. Porque el tema principal de la película no es de índole judicial ni criminal, por más que todo eso esté ahí en un primer término, sino que el debate de fondo versa sobre las relaciones paternofiliales y la brecha generacional que impide a las personas adultas juzgar con conocimiento de causa a las más jóvenes.

Dentro de dicha tesitura hay un asunto colateral que resulta doblemente espinoso, y es el de la sexualidad de las chicas de hoy en día. El juicio funciona como un gran pretexto para exponer la forma en que se censura el comportamiento de las nuevas generaciones, y especialmente el de las mujeres. “La fille au bracelet” (2019) deja al descubierto la condena moral por parte de una sociedad que utiliza como agravante cierto tipo de conductas liberales o desprejuiciadas, nunca mejor dicho. La principal prueba contra la joven sospechosa son los restos de su ADN encontrados en el cuerpo de la víctima, y que la protagonista explica por la circunstancia de haber mantenido relaciones con su amiga la misma noche en que ésta fue asesinada.

Chiara Mastroianni y Roschdy Zem son la madre y el padre incapaces de entender lo que está ocurriendo con su hija, que se muestra como una perfecta desconocida a lo largo del proceso a través del impenetrable rostro de la actriz revelación Melissa Guers. Se declara inocente, pero no manifiesta emoción ni empatía alguna hacia los demás.