Un dinámico y divertido entretenimiento

A partir de su muy estimable visión del clásico televisivo “El agente de CIPOL” (1964) que realizó en “Operación U.N.C.L.E.” (2015), Guy Ritchie tomó una ruta errante que se tradujo en dos sonoros batacazos, “Rey Arturo” y “Aladdin”. Acostumbrado a levantarse de la lona tras besarla en diferentes ocasiones, el británico recurrió nuevamente al formato de thriller que tanto le apasiona y tan bien se le da para rodar la chispeante “The Gentlemen: Los señores de la mafia” (2019) y el poasterior contundente pero rutinario “Despierta la furia” (2001).
Sofisticado filme de espías
Tal vez consciente de que no volverá a repetir la frescura y original dinamismo que tuvo su antológica “Snatch. Cerdos y diamantes” (2000), el británico parece haber encontrado una zona de confort en la que, si bien no aporta excesiva originalidad, deja a las claras la talla de su talento como narrador de thrillers protagonizados por una singular troupe de personajes.
“Operación Fortune: El gran engaño” es un sofisticado filme de intriga y espionaje cuyo rol protagonista recae en el actor fetiche de Ritchie, Jason Statham. Este lidera un equipo del MI6 cuya misión consistirá en capturar al multimillonario megalómano (Hugh Grant) e impedir su tráfico de nuevas tecnologías destinadas a armas mortales. Para llevar a cabo su plan, reclutan a un afamado actor de Hollywood experto en filmes de acción y que, a la postre, es el actor favorito del objetivo de la misión. Un divertido Josh Harnett disfruta metiéndose en la piel de la estrella hollywoodense gracias a un personaje que se asemeja al disparatado Nicolas Cage de “El insoportable peso de un talento descomunal”.

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