Gianni Amelio es conocido por ser un director que ha abordado temas sociales y políticos en sus películas mediante un enfoque humanista. Su habilidad contrastada para explorar las complejidades de los personajes y las situaciones vuelve a quedar de manifiesto en su nuevo acercamiento a la trastienda política y social de Italia.

El firmante de películas como “Lamerica” (1994) ha tomado como referencia un caso polémico que derivó en un juicio celebrado en Roma a finales de los años 60 y que causó gran revuelo mediático y social. Quien se sentó en el banquillo de los acusados fue el dramaturgo y poeta Aldo Braibanti, el cual sería condenado a nueve años de prisión tras ser señalado como causante de haber subyugado a uno de sus alumnos y en base a una ley sobre el “lavado de cerebro” que fue introducida en el Código Penal durante el fascismo.

Para abordar este episodio, el cineasta ha apostado por un esquema similar al que utilizó el maestro Kurosawa en “Rashomon”, desarrollando la historia en tres tiempos diferentes y a partir de diferentes enfoques y puntos de vista. Cabe recordar que Aldo Braibanti fue uno más de los intelectuales que, al igual que Pasolini, fueron defenestrados por su condición de homosexual y por su ideario de izquierdas.

Teniendo esto presente, a Amelio le ha parecido muy conveniente subrayar todo ello para elaborar un drama judicial y, sobre todo, aportar una declaración contra la homofobia y la intolerancia que debería ser vigente en estos tiempos. El veterano cineasta italiano ha huido de la estridencia y ha optado por un estilo elegante y pausado que siempre invita a la reflexión. Todo ello muy bien secundado por un reparto que aporta unas sólidas interpretaciones.