Bajo la eterna sospecha
He decido pasar de sospechoso habitual a sospechar metódicamente. Avanzar por el calendario juliano pensando en la redención es una de esas trampas imposibles de detectar hasta que no tienes los pies encadenados a una publicidad engañosa. Lo que sucede cada noche delante de la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz empieza a ser un síntoma de una decadencia violenta que despierta todas las sospechas. Esos fachas de guardarropía, ¿los alientan Abascal, Feijóo o forman parte de otra estrategia de entretenimiento? ¿Marlasca los consiente o los protege? Fiscales, jueces y brigada mediática, ¿miran estas violencias con buenos ojos o están absolutamente colapsados pensando que hay algo extraño en todo su funcionamiento? Podría estar hasta el Jueves Santo haciendo preguntas, pero me coloco en otro mirador a la realidad y veo en primera instancia un terremoto en Japón y un aviso de tsunami que nos corta el aliento. Vamos a esperar resultados, pero la sociedad japonesa está muy preparada para estos eventos de la naturaleza. Lo mismo, en otras latitudes, produciría una tragedia inmensa. Esperemos.
Leo a un columnista especializado que denomina guerra interminable lo del Donbás. Un ministro israelí propone arrasar la Franja de Gaza, mandar al exilio a todos los palestinos que queden vivos y empezar de cero. La invasión genocida interminable.
Atendamos a Chiapas, que su insurgencia sigue en pie en otro grado de valor global. Tuvo mucha literatura en su momento. Ahora sospechamos hasta de la pipa del subcomandante Marcos.

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