Iñaki Ateca Sánchez

Bilbo

Lo he leído varias veces, tanto el papel que amablemente nos han buzoneado como lo que nos dice el Ayuntamiento en el enlace correspondiente, y sigo sin encontrarlo. Lo he googleado, rastreado en varias redes sociales, preguntado a personas conocidas… y nada de nada. Solo he conseguido acumular en mi cabeza una larga lista de inconvenientes, incomodidades, riesgos e incluso pérdidas cuantificables que afectarán a la ciudadanía de Bilbao: ‘fan zones’, ruidos, suciedad, estaciones cerradas, cortes de tráfico, ocupación de aparcamientos, saturación del servicio de taxis, clases suspendidas, cierre anticipado de negocios, atascos… pero ni rastro de lo que buscaba.

Y, aun así, no me doy por vencido, y mantengo la esperanza de que, en algún momento, las personas que cargan con la responsabilidad de gobernarnos cuenten en detalle cuánto va a costar todo esto a las arcas públicas, y cuánto y cómo se piensa recuperar. Sería la forma de dar una opinión más fundamentada, ya que me ayudaría a entender cómo este tipo de eventos contribuyen a mejorar los servicios (a veces tan maltrechos) que recibimos de las administraciones públicas a cambio de nuestros impuestos. Y no me cabe en la cabeza que nadie haya hecho el cálculo. A nadie se le ocurre acometer, por ejemplo, el «mayor despliegue de seguridad de nuestra historia reciente» sin una mínima idea de que vaya a merecer la pena.

Estoy seguro de que no me defraudarán, y me harán ver que no es cierto que esto solo beneficie a unos pocos. Que me saquen de mi ofuscación quizá motivada por tener la ‘fan zone’ a la puerta de mi casa, o por no ser hostelero, ni tener un hotel, ni organizar eventos, ni ser propietario de un estadio de primera división. Lo espero e incluso lo imploro.

Que me ayuden, por favor, a cambiar mi percepción, y dejar así de creer que esto nos viene muy grande. Porque sería muy triste tener que dar la razón a quienes piensan (¿pensamos?) que somos víctimas de un cada vez más pronunciado paletismo institucional mezclado con el interés por beneficiar a ciertos negocios en manos «amigas».