Iñigo EIGUREN ENDEIZA
Vecino de Lekeitio
KOLABORAZIOA

No por judíos, sino por nazis

Cada día somos más los que nos sentimos horrorizados por las acciones de los israelíes. Cuando cínica y machaconamente se nos acusa de antisemitas, debemos recordarles que no odiamos a los judíos, sino a los fascistas, a los supremacistas y a los asesinos. Odiamos a todos aquellos que, por acción o por omisión, participan en las masacres que el Estado judío perpetra regularmente desde su fundación. Pero no por judíos, sino por nazis.

Netanyahu y sus infames colaboradores deben ser llevados ante la justicia y pagar por sus crímenes. Y otros como Begin, Shamir o Sharon han de ser colocados en el cajón de los horrores de la Historia que se ganaron a pulso en su día.

Si nuestros gobiernos han elegido la hipocresía, la cobardía y el servilismo para encarar el genocidio de Palestina, deberán ser las iniciativas populares quienes pongan pie en pared y enfrenten esta catástrofe que tiene mucho más que ver con la humanidad que con la política. La Unión Europea, sus líderes, mantienen sus acuerdos y relaciones con Israel y su perverso valedor americano. Pretenden convencernos de que es lo más conveniente, pero si pasamos por ese aro, ya nos podemos morir de vergüenza, porque habremos dejado de ser seres humanos. ¡Hagamos que los anulen!

Asimismo, y con las honrosísimas excepciones de los judíos que se rebelan abiertamente contra los autores de este holocausto, los ciudadanos de Israel, soporte y colaboradores necesarios del criminal gobierno hebreo deben sentir que son los nuevos apestados del planeta Tierra. Debemos dejarles claro que no son bienvenidos en nuestras tierras; que no queremos participar con ellos en ningún encuentro deportivo ni cultural; que no iremos a festivales de música pagados con su dinero; que no compraremos sus productos; que no colaboraremos con sus universidades… La nación judía, como la palestina, debe prevalecer, tiene que existir, fiel a y orgullosa de su esencia, historia e identidad; pero el dominio sionista ha de desaparecer y ser sustituido por un estado laico, igualitario y democrático, alejado de todo fanatismo religioso.

Mientras tanto, boicot, desinversiones y sanciones para detener el genocidio, el apartheid y la colonización. Por cierto, en CAF deberían darse cuenta de que el paralelismo con los trenes de Auschwitz es ineludible.