EDITORIALA

La confrontación pasa ahora al sistema electoral

Durante la reunión del lunes con Volodímir Zelenski en la Casa Blanca, Donald Trump dijo a los periodistas que pensaba firmar una orden ejecutiva para eliminar el voto por correo y las máquinas de votación para las elecciones de medio mandato. En EEUU, la polémica es consustancial a los procesos electorales. En las elecciones presidenciales del año 2000, George H. Bush ganó a Al Gore gracias a los errores de las máquinas de votación de Florida. En aquella ocasión, la Corte Suprema federal intervino para frenar un segundo recuento. Durante las elecciones de 2016, que ganó Trump, el escándalo saltó con la empresa Cambridge Analytica, que usó datos de Facebook sin consentimiento de los usuarios para hacer propaganda política. En EEUU el juego limpio brilla por su ausencia.

Algunas de estas trampas se deben a que en EEUU la administración de las elecciones corresponde a los estados federales, que cargan el tablero según el color del Gobierno. Por esa razón, está en cuestión que una orden ejecutiva Trump pueda introducir cambios sustanciales. De hecho, en marzo de este año ya firmó otra orden ejecutiva en la que introducía el requisito de ciudadanía para poder votar y que, por ese conflicto de competencias, se encuentra parcialmente bloqueada en los tribunales. Al margen del recorrido de la orden, Trump también ha instado al Partido Republicano a cambiar algunos distritos en varios estados, en un intento de lograr un sistema más favorable a sus intereses. Una objetivo que tiene escaso recorrido y que puede llegar a ser contraproducente para sus intereses. Las diatribas de Trump contra el voto por correo ya se dieron tras las elecciones de 2020, sin embargo, en 2024 los republicanos hicieron una importante campaña para animar precisamente el voto por correo, y lograron buenos resultados. El nuevo giro puede terminar costándole más caro al Partido Republicano que dejar las cosas como están.

Todos los sistemas electorales están cargados para que den un determinado tipo de resultados. Modificarlos sin un amplio consenso solo conduce a una mayor confrontación partidista. Tal vez ese sea el objetivo para evitar deserciones.