A David Palmada «Pelut» le da lo mismo darle a un big-wall en cualquier época del año. Así lo está demostrando en sus inumerables actividades. Desde sus invernales en el Picu Urriellu y paredes catalanas, pasando por las duras condiciones en Baffin y terminando, por ejemplo, por el insoportable calor del desierto de Utah. Al catalán le va lo extremo, le pone por decirlo de alguna forma; aunque él lo niegue en ciertas ocasiones.

Pero, aunque parezca mentira, el especialista de escalada artificial extrema sabe «relajarse». Y así lo ha demostrado con la apertura que el pasado verano realizó con dos compañeros canarios. En el siguiente relato «Pelut» cuenta a GARA cómo le fue en sus «vacaciones» tinerfeñas:

«Vacaciones sobre el mar»

«Una nueva ruta nace a cargo de Víctor San Baudelio «Samba», natural de Canarias, Tadeo Soler «Tade», del mismo Tenerife, y David Palmada «Pelut», de Cataluña. Quice días de actividad, de los cuales doce viviendo en pared para poder trazar este itinerario en un sitio increíble donde, a pesar de su roca mala o muy mala en gran parte de la pared, nos ofrece una buena recompensa final dándonos un basalto de buena calidad.

Hasta la fecha, el gigantesco acantilado de los Gigantes solo contaba con una ruta abierta por unas eminencias inglesas, las cuales ya advirtieron que escalar allí era de locos; incluso graduaron de XS, extremadamente suelto. En agosto la temperatura que podemos llegar a alcanzar en el acantilado puede ser de hasta 49 grados con mucha humedad; eso a veces supone un martirio más que un placer a la hora de escalar.

La pared tiene una altura de 450 metros, saliendo en ella un recorrido escalado de 680 con dificultades desde A4+ y 6b+. La vía consta de 19 largos que transcurren buscando o intentando buscar la mejor roca posible a través de los diques de basalto que suelen ser las partes de la pared más compactas. El material necesario para este tipo de vías acostumbra a ser más o menos el de siempre: muchos clavos, sobre todo cuchillas finas; rups; muchas anclas; plomos; ganchos al gusto, alguno de grandes maderitas; dos juegos de totems cams; dos juegos de aliens; juego de camalots hasta el numero 3; guíndola y muchísima agua si vamos en agosto. Nosotros llevamos unos 170 litros de agua y 20 refrescos.

Para escalar en el acantilado hay que pedir permiso en el cabildo y esperar que te lo den, pues hay alguna zona protegida. La aproximación a pie de vía se tiene que efectuar en barca, lo cual a veces no es tarea fácil dependiendo del estado del mar. Dar las gracias a Javier Martín por ayudarnos con el tema logístico y de permisos y a Iván de Teno por arriesgar su lancha al portearnos y desportearnos. «Vacaciones sobre el mar» es una vía dura y exigente donde ningún largo regala nada. Una vía expuesta a la caída de piedras y donde es importante ir un poco rodados en este tipo de escalada basáltica tan especial.

A modo personal los Gigantes me hechizaron con la primera foto, pero cuando pude fotografiar la línea en primera persona supe que detrás de esos muros rotos se escondía una gran aventura: más que una aventura, unas vacaciones sobre el mar. Gracias a Samba, Tade y Javi por compartirlas conmigo».