Maite Soroa
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PAPEREZKO LUPA

Cruzar el Rubicón con razón y sin flotador

Servidora comienza hoy su repaso aclarando que el Rubicón es un río italiano que desemboca en el mar Adriático, y que, a pesar de ser corto, se caracteriza por ser muy torrencial. El territorio por el que discurre es arcilloso, y las aguas quedan teñidas con el color de la arcilla, de lo que viene su nombre, del color rubí.

En época de Julio César, el río marcaba la frontera entre las Galias y la república de Roma. Cruzarlo era ilegal. Después de meditarlo, Julio César decidió infringir la ley, sabiendo que esto podía ser el inicio de un conflicto bélico, y arriesgarse a cruzar el río con sus tropas. Al hacerlo, desató la Segunda Guerra Civil de la República de Roma. Desde entonces se emplea la expresión «cruzar el Rubicón» cuando alguien decide lanzarse a hacer alguna cosa, aún sabiendo que le puede traer graves consecuencias.

Viene a cuento esta introducción de marisabidilla a raíz de un editorial de armas tomar que con el título «Los separatistas, muy cerca de cruzar el Rubicón» publicaba ayer «El Mundo». El diario de Pedrojota, tras la votación del Parlament favorable a la reclamación de la competencia de realizar consultas, amenazaba directamente al viejo estilo cuartelero: «El artículo 410 del Código Penal para autoridades que tomen decisiones fuera de la ley», «la puesta en marcha del artículo 155 que permite la suspensión de la autonomía» y termina avisando a navegantes: «Mas y sus socios están muy cerca de cruzar el Rubicón» aunque, y parece que les echa un salvavidas al río, «tienen la oportunidad de no traspasar esa línea roja». Y ustedes se preguntarán, ¿y cómo puede uno salvarse? Pues está claro: «Acatando lo que decida el Congreso de los Diputados». ¡Qué penoso!

Ya en páginas interiores, seguían con su tono tremendista. La periodista con tic cunetero, Victoria Prego, la de aquel tristemente famoso «¡a por ellos!» contra los independentistas vascos, concluía su columna con una amenaza a Catalunya en toda regla: «Ha llegado la hora, nos preparamos». Nada, que parece que se pintan las caras y están preparándose para la guerra. Ese es su estilo, simple- mente son así, sin remedio. Pero catalanes y vascos, con tranquilidad y convencimiento, cruzaremos el Rubicón y todos los ríos que haga falta. Con razón democrática y sin flotador.