No es raro que con el paso del tiempo algunos que antaño iban de progres hayan acabado escorados a la derecha, pero Manuel Montero está avanzando tan rápido hacia el levante ideológico que está a tiempo de ser candidato de Vox para las europeas. Ayer escribía en «El Correo» sobre Nafarroa y lo hacía para decir que tener un gobierno corrupto es muchísimo menos malo que coincidir en el voto con la izquierda abertzale.

Comenzaba su sesudo análisis afirmando que «lo de menos (de momento) es si el PSOE consuma su desaguisado y en Navarra llega a presentar una moción de censura con el apoyo de Bildu. El estropicio lo ha producido ya. Se ha visto que sus líderes no tienen reparos en tratar a la izquierda abertzale como un partido normalizado». Y por eso está la gente en Nafarroa llorando desconsoladamente... Por cierto, ¿lo de escribir normalizado en lugar de normal es por ignorancia o por pedantería? El columnista de guardia de Vocento, mira luego hacia occidente y señala que «si el poder lo justifica todo, las implicaciones serían enormes. ¿Una coyuntura similar en el País Vasco les llevaría a justificar una alianza con la izquierda abertzale sin arrepentir? ¿Y más allá, si se buscan frentes populares para cambiar una ley de educación, pongamos por ejemplo, y hacen falta unos votitos de nada?». Y una se pregunta: ¿Sabrá esta lumbrera que el PSE ya ha coincidido en el voto con los independentistas un porrón de veces? ¿Y que hasta el PP lo ha hecho? ¿Y este ha sido rector de la UPV? ¿Cuándo fueron las elecciones, en agosto?

El catedrático consideraba después que «no hay excusas para admitir la corrupción, se ha dicho con razón», pero añadía que «aquí se habla de otra cosa: la corrupción como excusa para pasar una frontera infranqueable». ¿No será al revés, que algunos utilizan la excusa número 1 del manual del demócrata español para no acabar con la corrupción? Frontera infranqueable dice, lo que tiene es una cara de cemento armado. Montero concluía que «no sólo es el relativismo moral que implica la propuesta. Está también la evidencia de la ausencia de criterios en el PSOE. En Cataluña desarrolla el escaqueo del derecho a decidir; en Andalucía habla de la unidad nacional; en el País Vasco y Navarra se le ve con ganas de tragar lo que sea; en general, se apunta a todo lo que le parece que masacra a la derecha y alienta su presunta progresía». No, si el progresista será él.