Iñaki URDANIBIA
NARRATIVA

Una novela, una vida breve

El libro que traigo a esta página se lee en un suspiro, mejor en varios si se tiene en cuenta que la joven escritora habla de su propia vida que, como queda claro, no fue un camino de rosas precisamente. Nacida en Argel en 1937, sola en la vida, es adoptada por una acomodada familia, uno de cuyos parientes la viola a la edad de 10 años. Al ir constatando el espíritu rebelde e inconformista de la joven, sus padres adoptivos la encierran en un reformatorio, y unos cuantos probaría a lo largo de su existencia, del mismo modo que comprobaría en su propia carne las comodidades carcelarias tras ser detenida al cometer un atraco a mano armada.

La novela, que ahora acertadamente se rescata del olvido, narra la fuga de una muchacha de diecinueve años: Anne finaliza su encierro saltando una tapia de la friolera de nueve metros;. La caída le provoca unos dolores insoportables que tiene que aguantar mientras escapa a rastras hacia la carretera. Y, precisamente, la palabra que da título al libro es el nombre del hueso del tobillo que se rompe en la caída. Tiene la suerte, después de los momentos de angustiada soledad, de ser recogida por un hombre con «olor a ex-convicto» («hay estigmas que son imperceptibles para el que no ha estado en chirona»), Julien, que le ayuda a huir y a esconderse en diferentes chopanos. Entre los dos surgen unos lazos que se van estrechando hasta el enamoramiento y la unión (lo de las perdices... mejor lo dejamos para otra historia). En las conversaciones entre ambos van asomando las cuitas carcelarias y los historiales delictivos de otras reclusas que habían convivido con Anne, a la vez que se van conociendo las normas que regían aquel penal y los estrictos comportamientos, cacheos incluidos, de las boqueras que mostraban una celo sin par. También se ponen sobre la mesa las vivencias carcelarias del muchacho.

Los cambios de escondite -estancia hospitalaria incluida- alimentan en Anne la inseguridad y el temor a ser descubierta, en paralelo al terror de la posible amputación de su órgano, al tiempo que hacen aflorar ciertas muestras de afectividad y cercanas relaciones de las que, desde luego, la muchacha apenas había experimentado con anterioridad, abriéndose de ese modo un horizonte que hasta entonces era desconocido para ella: el trato con niños, que van a ser compañeros de habitación, entre otras.

Una novela y una experiencia vital fusionadas y entregadas por medio de un verbo ágil y sintiente que no exigen esfuerzo interpretativo alguno, ya que la claridad de lo narrado brilla por su sencillez .

La novela fue escrita en la cárcel (grandes textos han surgido de entre rejas: Antonio Gramsci, el marqués de Sade, Hoh Chih Min, Antonio Negri, Jean Genet, Miguel Hernández, César Vallejo...) dos años antes del fallecimiento de la mujer, en 1967, a causa de un ataque al corazón cuando era operada, último reflejo de la vida estrellada que padeció la muchacha desde su nacimiento. Aprovechando el título sartreano, dedicado a Jean Genet, podría hablarse de «Sarrazin, écrivaine et martyr».

A Patti Smith le encantó la novela y hasta la convirtió en guía de su quehacer, como deja ver en su personal prólogo.

Me atrevo a afirmar que cualquiera que se acerque a la escritura de Albertine Sarrazin coincidirá con la citada cantante en que es un acierto la simbiosis que se da entre el verbo lírico y la dureza de las vivencias descritas, más si se tiene en cuenta -como queda dicho anteriormente- que la escritora no inventa nada, sino que se ciñe a la verdad pura amén de su vida... Sangre, sudor y lágrimas...

Concluiré diciendo que Sarrazin escribió que un par de libros más («La fuga» y «El atajo»). No sería mala idea, viendo lo visto y leyendo lo leído, que la editorial catalana Seix Barral los rescatase del infierno (purgatorio o limbo, tanto da) de la edición en donde parecen consumirse como letra muerta.