Antes y después
Aestas alturas, y en este nivel de absurdo, es posible que sea preciso recordar que la muerte de la presidenta del PP y de la Diputación de León, entre otros muchos cargos, no fue consecuencia de ningún comentario en Twitter al respecto, sino de los disparos efectuados supuestamente por una militante de su partido antes de que apareciera uno solo de esos comentarios. ¿Recuerdan «Barrio Sésamo»? Pues eso, primero es «antes» y luego, «después».
Claro que hay quien no lo pilló, al parecer bastantes. Esta lupa acerca una muestra, la del vetusto «Abc», que en su portada exhibía, sobre la imagen de Isabel Carrasco, una arroba, el símbolo utilizado en los correos electrónicos, cuyo círculo exterior terminaba en forma de cabeza de serpiente, un recurso muy socorrido. Algunas, y algunos, o todas y todos, excepto Bieito y compañía, se preguntarán qué tiene que ver, y servidora también se pregunta qué tiene que ver el titular «El odio envenena las redes sociales» con el subtítulo «Montserrat González planificó el crimen dos años y lo intentó varias veces». ¿Estaría dos años leyendo tuits «envenenados»? ¿Antes o mientras planificaba la muerte de Carrasco? ¿Después de afiliarse al PP?.
Tanto tras la muerte de Carrasco como antes de ocurrir, se podían y pueden leer habitualmente en las redes infinidad de comentarios que pueden gustar más o menos, muchos de ellos ciertamente de muy mal gusto para todo el mundo menos para quien lo escribe, otros éticamente reprobables, otros que crean diversidad de opiniones... Pero cuando han aparecido unos cuantos que no son del gusto de la caverna, esa que no destaca precisamente por su sensibilidad a la hora de tratar ciertos temas, resulta que son delictivos, como aseguraba «Abc» en uno de sus editoriales, en el que aplaudía al ministro de Interior español por perseguir «estas actitudes con los instrumentos que ofrece el ordenamiento jurídico». ¿Y si según ese ordenamiento no son delito? Para el vetusto diario no es problema: «Si no son suficientes, es urgente cambiar la legislación».
En páginas interiores, titulaba «Juristas coinciden en regular la violencia en la red». Es decir, poner ciertas normas para su utilización: temas y asuntos, turnos, adjetivos, intensidad... eso debe de ser. Y es que hay quien se pasa con la violencia en la red, como el o la bestia que el otro día le pegó a servidora con un megabit en el ojo.

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