FEDE DE LOS RÍOS
UDATE | IRUÑEKO SANFERMINAK

San Fermín no existe, son los padres

Estimado lector, las fiestas de esta gloriosa ciudad, que comprende Iruñea y Pamplona a un tiempo, son en honor de alguien que nunca existió: un tal Fermín que, tras ser bautizado en la fe de Cristo por otro tal Cernín, llegaría a ser obispo de Amiens, ciudad en la que los primeros síntomas de la neurosis cristiana haría su aparición mucho después de la que dicen fue la fecha del martirio y decapitación del santo que nos ocupa.

Esa es otra, al tal Fermín, según reza la tradición, le cortaron la cabeza a la edad de 31 años, no teniendo relación su muerte con ganado vacuno alguno. Una auténtica impostura. Es del mencionado Cernín o Saturnino del que dicen que fue sacrificado a lomos de un toro por dar tanto la matraca al personal sobre la necesidad de mortificar el cuerpo para salvar el alma que al final se apiadaron de él. Al no disponer de leones, por ser el nuestro un clima tan lluvioso al que no se adaptan los grandes felinos, echaron mano de un karrikiri, un toro lugareño, como modo de facilitar al canso predicador su ascensión a los cielos y la tan anhelada santidad.

Por eso el momentico de la jota cantada al presunto San Fermín («tradición» inventada en 1975) es un canto a la nada, un ritual más vacío de significado que los mantras de los Hare Krishnas.

Por lo tanto cuando, a las ocho de la mañana en la cuesta de Santo Domingo, algunos mozos con aparente fervor, demandan el invisible capote de un inexistente patrón como protección durante el transcurso del encierro, este humilde servidor está tentado de decirles que si el toro los coge no es porque San Fermín haya hecho oídos sordos a sus cánticos sino porque entra dentro de las probabilidades materiales de que ocurra.

San Fermín ha devenido en los sanfermines. Un icono de la fiesta, de la transgresión, de un espacio y un tiempo diferentes a la cotidianidad. Quisieron contaminar la fiesta sobreponiéndoles símbolos religiosos y a la postre esos símbolos se han vaciado de religiosidad, se han vuelto paganos por más misas y procesiones que se empeñen en hacer los amargavidas de siempre.

Hace ya tiempo que San Fermín es ateo, de izquierdas y un poquito gay.