Yahvé M. de la Cavada
UDATE | Kritika: Jazza

Kris Bowers: no solo jazz

En el jazz, como en todo, siempre estamos a la caza de jóvenes talentos o nuevas voces que, tal vez, lleven esta música hacia adelante en las próximas décadas. El pianista que protagonizó la segunda sesión de Jazz del Siglo XXI en el Teatro Principal pertenece a la nueva camada de nombres que están en el candelero. Es joven, muy dotado musicalmente y tiene esa cualidad, muy habitual en la mayoría de jóvenes jazzmen norteamericanos, consistente en afrontar la música de una forma global, intentando derribar fronteras entre géneros como el jazz, hip-hop, rock o electrónica.

Su corta carrera avala esa tendencia a lo grande: en sólo unos pocos meses de 2011 ganó la prestigiosa Thelonious Monk Competition y participó en la grabación de las superestrellas Jay-Z y Kanye West, un trabajo por el que muchos teclistas se cortarían un dedo. Su meteórica ascensión ha cuajado en su primer álbum, -Heroes & Misfits- (Concord/Universal), grabación de la que salió la práctica totalidad de su repertorio en Vitoria.

Acompañado por un grupo de auténtico lujo en el que destacaba el asombroso baterista Jamire Williams, Bowers interpretó música explorativa e interesante; en ocasiones brillante, en ocasiones dispersa, pero siempre con un sano espíritu fusionador similar al desarrollado por Robert Glasper en los últimos años. Como con Glasper, la raíz del estilo pianístico de Bowers está en Herbie Hancock, y muestra también un gran dominio del teclado y de la alternancia entre piano acústico, teclados y otros gadgets electrónicos.

A mitad de concierto y casi por sorpresa salió al escenario la vocalista Julia Easterlin, otra joven promesa que también aparece en el disco de Bowers. Aunque aún no posee una gran popularidad, Eastarlin tiene potencial y ya acumula algunos premios en su historial académico, como el de la Berklee singer/songwriter competition en 2005 o el de jazz vocal en los Student Awards de la prestigiosa revista Downbeat en 2007. Su participación, sin embargo, rompió un poco el ritmo del concierto, aunque su preciosa versión del «Passenger Seat» de la banda de pop Death Cab for Cutie fue uno de los momentos álgidos del set.

Un concierto consagrado a un jazz profundamente eléctrico y contemporáneo, con una sola concesión al terreno acústico: el fabuloso bis a piano solo en el que Bowers amalgamó tres composiciones de Thelonious Monk (-Shuffle Boil-, -I Mean You- y -Evidence-) junto al estándar -Bewitched-. Por si alguien tenía dudas de que Bowers es, además, un pianista de jazz.