Yahvé M. de la Cavada
UDATE | Kritika: Jazza

Cécile McLorin Salvant, la salvadora del jazz vocal

Cualquiera que esté familiarizado con el Festival de Jazz gasteiztarra sabe que la programación que tiene lugar cada tarde en la sección -Jazz del siglo XXI- es un festival dentro del festival. Desde cierto punto de vista es, en realidad, -el festival-; un oasis donde el aficionado al jazz puede encontrar una programación con sustancia frente a la querencia popular (y populista, por qué no decirlo) de la agenda del escenario principal en Mendizorroza.

Tras una semana de música remarcable en el Teatro Principal, cerrar el festival con la fascinante Cécile McLorin Salvant no pudo ser más redondo. La norteamericana es una especie de salvadora del jazz vocal: su llegada a la escena insufla nueva vida y apuntala un subgénero maltratado en términos artísticos por exceso de marketing y discográficas con bolsillos profundos, siempre en busca de la nueva sensación o de un producto (atentos a la palabrita) con potencial para vender a lo grande sin perder esa pátina de clase y sofisticación que se presupone a las vocalistas de jazz.

Salvant es todo eso sin ser un producto. El gran Ben Ratliff escribió en el «New York Times» que la cantante irradiaba autoridad (en el sentido de aplomo y carácter) y no se me ocurre mejor definición tras su concierto en Gasteiz.

Acompañada por un trío de extrema fineza presidido por el pianista Aaron Diehl, Salvant desgranó un repertorio perfecto basado en estándares de diferente procedencia, desde imprescindibles referentes afroamericanos como Bessie Smith a grandes compositores como Cole Porter o Rodgers & Hart, pasando por musicales («West Side Story», «Meet Me In St.Louis», «Cinderella») e incluso un viejo éxito de los infames minstrels. Una asombrosa mezcla de tradiciones que en la voz de Salvant adquieren inusitada vigencia.

La grandeza de la cantante reside en que su estilo no es rupturista, pero sí renovador. En ella convive la tradición de los musicales, del blues y del gran cancionero americano del que se nutre el jazz desde sus orígenes.

Tiene una técnica vocal asombrosa y un registro del que muy pocos pueden presumir pero, ante todo, Salvant es una contadora de historias. Como las más grandes intérpretes de la historia, no solo canta los temas, sino que vive las letras y las canciones como si hablasen de ella misma. Su fantástico -WomanChild- (Mack Avenue/Distrijazz) la puso en boca de todos el año pasado. Escucharla en directo es una consagración instantánea.

Cécile McLorin Salvant es lo mejor que le ha pasado al jazz vocal en muchos, muchos años.