Mikel INSAUSTI
Zinema kritikaria
CRíTICA: «(Rec) 4: Apocalipsis»

De cuarentena dentro de un carguero en alta mar

L a franquicia terrorífica suele responder a una mentalidad siempre relacionada con el exploit, consistente en alargar un éxito inicial al máximo. El productor Julio Fernández así lo ha entendido desde Filmax, sabedor de la repercusión internacional alcanzada por «(Rec)» dentro del género, a través de la venta de derechos para el mercado anglosajón. La niña Medeiros, portadora del letal virus demoníaco, se ha convertido en todo un mito del terror zombi; junto con la reportera Ángela Vidal, como genuina representante del fenómeno found footage. Una conjunción que funcionó con gran impacto en la película inaugural, pero que después se ha querido perpetuar de forma más inconsistente e infructuosa, provocando un inevitable goteo descendente del número de espectadores a cada nueva entrega.

Parte de la decepción provocada por «(Rec) 4: Apocalipsis», tambíen entre los fans de la saga, se debe a que esta cuarta parte ha sido anunciada como la última y definitiva. De cara a sus seguidores y conocedores no llega a cumplir la función de cierre o colofón que se le pide a un capítulo final. La conexión con el material preexistente resulta muy endeble, limitándose a una breve introducción en el edificio del Eixample donde empezó todo, junto con la presencia un tanto fuera de lugar de la veterana actriz María Alfonso Rosso como única superviviente de la anterior «(Rec) 3: Génesis». Su anecdótico cometido se sitúa en las antípodas del absoluto protagonismo recuperado por Manuela Velasco, reutilizada aquí a modo de teniente Ripley, dado que el nuevo escenario es igual de claustrofóbico que la nave Nostromo de «Alien», por más que se trate de un viejo carguero en alta mar, donde se lleva a cabo la supuesta cuarentena preventiva para los infectados.

Y en referencia a la citada obra de Ridley Scott, el tratamiento seguido por Jaume Balagueró en «(Rec) 4: Apocalipsis» estaría más en consonancia con lo que a James Cameron se le ocurrió para la secuela, al materializar en sentido literal el plural de «Aliens», multiplicando la amenaza monstruosa opresivamente.