Pablo GONZÁLEZ
Kiev

Nuevo e importante capítulo en la guerra entre los oligarcas en Ucrania

Igor Kolomoiskiy, uno de los hombres más ricos de Ucrania, abandona el puesto de gobernador de la región de Dniepropetrovsk. Eso supone una victoria del presidente, Petro Poroshenko, en el pulso que mantienen los dos oligarcas y sus respectivos aliados.

E n los últimos días se han vivido en Ucrania varios hechos que han sacado a la luz el conflicto que enfrenta entre sí a las élites del país. La culminación, parcial y temporal, se ha vivido la noche del martes al miércoles, cuando por sorpresa se ha hecho pública la reunión entre el presidente del país, Petro Poroshenko, y el ya exgobernador de la región de Dniepropetrovsk Igor Kolomoiskiy. En dicha reunión, Kolomoiskiy presentó su renuncia al cargo que ocupaba desde marzo del año pasado. En los días previos, había protagonizado varios actos públicos que han acelerado su abandono del cargo. Su enfrentamiento con Poroshenko y la Administración estatal está tomando formas cada vez más marcadas y va a seguir sacudiendo Ucrania en los próximos tiempos. Ya han empezado a caer diferentes responsables como consecuencia de este conflicto entre dos de los hombres más ricos del país.

Poroshenko y Kolomoiskiy apoyaron el Maidán de Kiev y al Gobierno interino que vino tras la caída del presidente Viktor Yanukovich, a pesar de que ambos habían colaborado de una u otra manera con los ejecutivos anteriores. Con el nuevo Gobierno, los dos se han metido en la política de primer nivel. Kolomoiskiy como gobernador de la región de Dniepropetrovsk, la tercera que más aporta a las arcas del Estado tras Kiev y Donetsk. Poroshenko como presidente.

No cabe duda que ambos han aprovechado sus cargos y posibilidades en beneficio propio, sin preocuparse de las formas. Poroshenko no ha vendido ninguno de sus negocios, lo que había prometido, ni siquiera la parte de su holding que opera en Rusia, como la fábrica de dulces de Lipetsk.

Kolomoiskiy ha ido más allá y ha financiado a varios batallones voluntarios, los cuales además de luchar contra las fuerzas rebeldes del Donbass han sido utilizados para presionar a la competencia del oligarca, ocupando por ejemplo factorías y empleando la fuerza para exigir el cambio de propietario. La gota que ha colmado el vaso ha sido el enfrentamiento directo de Kolomoiskiy con la Administración central. El 20 de marzo, junto a varios hombres armados de uno de los batallones que financia, intentó tomar el control de la compañía de mayoría estatal Ukrtransnafta, que se encarga del transporte y almacenamiento de petróleo en suelo ucraniano. El 22 de marzo, llegó a ocupar por dos días las oficinas de Ukrnafta, encargada de comprar, tratar y extraer crudo.

70% de las gasolineras

Las intención de Kolomoiskiy era evitar el cambio en la dirección de las dos compañías, cuyo accionista principal es el Estado y que forman parte del holding estatal Naftogaz. Sus nuevos directivos son hombres de Poroshenko, y queda claro que cortarán de raíz las formulas de negocio de Kolomoiskiy, basadas en su mayoría en estratagemas para disminuir al máximo el pago de impuestos.

No sorprende la preocupación de Kolomoiskiy, quien controla de manera directa e indirecta cerca del 70% de las gasolineras del país. Varios analistas calculan que el negocio del petróleo y la gasolina le da más beneficios que el Privat Bank, el principal banco de Ucrania y también propiedad suya.

Kolomoiskiy se ha aferrado hasta el último momento a sus posiciones en el negocio, pero se ha visto obligado a retroceder ante el empuje de Poroshenko, quien cuenta con la mayoría de los mecanismos del Estado. Los apoyos de Kolomoiskiy en el Consejo de Ministros, como el del primer ministro, Arseni Yatsenyuk, o el del ministro del Interior, Arsen Avakov, se han visto sin poder real de influir. Tampoco parece que vaya a hacerse fuerte en la región de Dnieprope- trovsk, de la cual hasta ayer era gobernador.

La serie de victorias obtenidas por Poroshenko sobre Kolomoiskiy en lo que coloquialmente ya se conoce en Ucrania como «guerra oligárquica» da lugar a pensar que el presidente está en una posición significativamente más fuerte. Si Kolomoiskiy acepta esta derrota y decide desistir de su enfrentamiento con el Estado personificado en Poroshenko, permitirá a Ucrania al menos cerrar este capítulo de inestabilidad.

Sin embargo, por ahora no está claro que Kolomoiskiy vaya a rendirse tan fácilmente. Las inversiones que ha realizado en batallones populares, entre ellos algunos de los más famosos como Azov o Donbass, y su tirón en Dniepropetrovsk sugieren que puede intentar resistir al menos en su feudo territorial aun sin ser gobernador. Además sigue contando con Privat Bank.

Una de las primeras consecuencias de la dimisión de Kolomoiskiy ha sido la detención de Serguei Bachkovskiy, jefe de los Servicios de Emergencias de Ucrania (SEU). El arresto se ha producido en pleno Consejo de Ministros y de forma muy teatral. Se le imputa un caso de corrupción por la compra de gasolina por parte de su Ministerio (gasolina que le vendió una de las estructuras de Kolomoiskiy).

Este no es un episodio más en las «guerra oligárquica» que lleva sacudiendo Ucrania desde el mismo momento en el que la huida de Yanukovich abrió el periodo de enorme inestabilidad que se mantiene a día de hoy en el país. Guerra civil, guerra de intereses y una durísima situación económica se entremezclan y seguirán generando noticias negativas durante mucho tiempo.