
En estos tiempos en los que los astados consiguen marcas de récord cubriendo el recorrido del encierro en poco más de dos minutos, todavía llama más la atención la duración que tuvo un encierro de 1886, que se prolongó durante seis horas. El motivo de esa duración se debió a que un toro, de nombre Garralda, se negaba a entrar en toriles. En vista de la actitud del morlaco, las autoridades pidieron desalojar la plaza para facilitar la maniobra, pero el público se negaba porque quería ver el espectáculo de la suelta de vaquillas. Finalmente se convenció al respetable con un bando y en el coso solo se quedó el personal de servicio, que echó el lazo al toro y lo metió a rastras en toriles.

El vallado del encierrillo, novedad de las fiestas de 1965. En 1965 se produjo una novedad en los sanfermines con la instalación por primera vez de un vallado de características similares a las del encierro para la celebración del encierrillo. El citado vallado se colocó por primera vez el día 11 de junio, aunque en la actualidad esa tarea comienza el 1 de junio y es una de las señales que anuncian a los irundarras que ya falta poco para que comiencen las fiestas.

El Patronato del Guggenheim abandona finalmente el proyecto de Urdaibai

Llaman a celebrar el 7 de febrero en Gernika la victoria popular frente al Guggenheim Urdaibai

Descubren un colosal «valle de los dinosaurios» en el Stelvio con miles de huellas fósiles

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