El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Bahram Qassemi, destaca que el referéndum «ha sido rechazado por el Gobierno central iraquí, la ONU y muchos países de la región y de fuera de la región». A Teherán le preocupa la influencia que pueda tener dicho referéndum en su propia población kurda.

«La decisión del consejo de Kirkuk de respaldar este plebiscito y votar en él es un movimiento peligroso y provocativo», añadió, recalcando que «Irán advierte contra esta decisión equivocada, que claramente viola la soberanía nacional y la integridad territorial de Irak».

La participación fue aprobada el martes con los votos favorables de 24 de los 26 miembros del organismo que participaron. El consejo cuenta en total con 41 escaños, pero el resto decidió boicotear la sesión.

Ahmad Askari, líder de Hermandad en el consejo, destacó que «se trata de un día histórico: Kirkuk es parte inseparable de Kurdistán».

Pero no todos lo ven así. El líder del Frente Turcomano, Hasan Toran, dijo que se trata de una decisión «peligrosa», pidiendo a la comunidad turcomana que boicotee la votación.

El primer ministro de Irak, Haider al Abadi, denunció que la decisión es «incorrecta», opinando además que es «inconstitucional» y «sin valor». El primer ministro se pronunció muchas veces en contra del referéndum de los kurdos del sur.

La aún provincia de Kirkuk es reclamada por Kurdistán Sur y por el Gobierno central como parte integrante de su territorio, lo que la convierte en uno de los principales puntos de fricción entre ambos. A principios de abril, el Gobierno del Kurdistán iraquí había aprobado la celebración del referéndum durante este mismo año tras una reunión de los dirigentes de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) y el Partido Democrático del Kurdistán (PDK). En una nota conjunta, ambos partidos dijeron que la nación kurda tiene derecho a votar su futuro: «Es un derecho natural de la nación de Kurdistán decidir sobre su camino político y administrativo en un referéndum».