Lula salió a pie del sindicato de metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en cuyo exterior un nutrido grupo de militantes trató de evitar que se entregara y se dirigió a un vehículo de la Policía Federal que le esperaba en las inmediaciones.
El convoy de la Policía que condujo al expresidente estaba compuesto por vehículos oscuros sin insignias de la institución, tal como había solicitado la defensa de Lula.
El exmandatario logró abandonar la sede sindical en su segundo intento, ya que la primera vez un grupo de simpatizantes rodeó su auto y le impidió avanzar.
El convoy policial se dirigió al aeropuerto de Sao Paulo, según fuentes próximas al expresidente, para conducirle a Curitiba, donde ha ingresado en prisión para cumplir condena por «corrupción pasiva y blanqueo de capitales».
En un discurso ante sus simpatizantes, Lula había confirmado su intención de entregarse, al tiempo que defendió su inocencia y reiteró su intención de ser candidato en las próximas elecciones presidenciales. Los abogados de Lula habían pactado la entrega para este sábado tras una misa en São Bernardo do Campo, en Sao Paulo, en homenaje a Marisa Letícia, difunta esposa del propio Lula.
La entrada en prisión de Lula estaba casi asegurada desde el miércoles, cuando el Tribunal Supremo Federal (STF) rechazó, por seis votos frente a cinco, un primer ‘habeas corpus’ con el que Lula trataba de eludir su encarcelamiento, alegando que debía permanecer en libertad hasta que agotara todos los recursos posibles contra la sentencia condenatoria.
Este mismo sábado el Tribunal Supremo Federal de Brasil rechazó el último recurso de la defensa de Lula para evitar su inminente entrada en prisión.