David GOTXIKOA

Jazzaldia: 24 horas de jazz para todos los públicos

La 53ª edición del Festival de Jazz de Donostia comienza hoy, con el concierto del panameño Rubén Blades en la Zurriola. Propuestas radicalmente actuales y sonidos atemporales se dan la mano en una programación que atomiza estilos y horarios para llegar a todos los públicos.

Como cada año y especialmente este 2018, mejor que un listado de referencias apetecibles este artículo debería ser un croquis gráfico que ayudara a no perder la cabeza en Donostia: el festival de jazz más veterano de Euskal Herria ofrece durante cinco días un verdadero torrente musical que obliga a ser selectivo y planificarse a conciencia en caso de que se desee llegar a todo. Desde ahora les advertimos que es una quimera pero, si les motivan los retos exigentes o –mucho más recomendable– se contentan con disfrutar relajadamente de música fantástica, a continuación les dejamos algunas pautas útiles.

Efectivamente, el programa no está pensado para complacer apetitos insaciables, sino para degustarse en bocados pequeños y bien escogidos. Es físicamente imposible abarcarlo todo. Los programadores asumen que hay muchos tipos diferentes de público y ofrecen multitud de fórmulas alternativas para que todo aquel que lo desee pueda participar de la fiesta. Todos estamos invitados, sin excepción: precios al alcance de todos los bolsillos, abundantes conciertos gratuitos y un espectro amplísimo de horarios y géneros musicales más o menos emparentados con el jazz, para satisfacer a audiencias de cualquier edad y condición. Los escenarios se multiplican por doquier y se agotan las excusas para abstraerse de lo que ocurre durante esta semana. Es la estrategia total para democratizar la experiencia del jazz en directo, y desmitificarlo como un género exclusivo, aristocrático o solo para iniciados.

Visto de este modo las actuaciones que tienen lugar de manera simultánea no incurren en una paradoja de contraprogramación, pues se sobreentiende que el público de la Plaza de la Trinidad y el de las carpas de la Zurriola son muy diferentes entre sí. Tan variada y exuberante es la oferta, que entendemos a aquellos lectores indecisos que a estas horas aún deshojan la margarita; para todos ellos aquí va otra advertencia: las entradas para los conciertos de Salvador Sobral (sábado 28 de julio) y Cécile McLorin Salvant en la Plaza de la Trinidad están agotadas desde hace tiempo, y no tardarán en hacerlo las de Gregory Porter en el Kursaal, con ocasión de su tributo a Nat King Cole.

Tampoco deberían relajarse si desean ver en el mismo auditorio al legendario cantante brasileño Caetano Veloso, acompañado por sus hijos Moreno, Zeca y Tom. Aunque indudablemente la música vocal sigue teniendo mayor poder de convocatoria que la instrumental –tal vez porque los vocalistas parecen intimidar menos a los temerosos de ese otro jazz complejo y elevado– en este caso hablamos de nombres consagrados y artistas cuyo talento se reivindica a sí mismo.

A pesar de su juventud, Cécile McLorin Salvant ya es una artista completamente formada y una de las estrellas más resplandecientes de la actual escena internacional de jazz. Su popularidad no para de crecer año tras año ni deja de recoger elogios y galardones, y es que artistas como ella aparecen con cuentagotas en cada generación. Puede jugar a ser lo que le plazca y recordar a Carmen McRae, Billie Holiday, Sarah Vaughan o Nina Simone, gracias a una voz versátil como pocas, un fraseo magistral y unos recursos técnicos prácticamente ilimitados. Pero es su capacidad para contar y transmitir cantando lo que hacen de ella algo casi único. En Gasteiz hemos podido disfrutarla en repetidas ocasiones, pero un poco de Cécile nunca es suficiente. Es una suerte que el público de Donostia pueda gozar de ella por partida doble, el viernes por la noche (Plaza de la Trinidad a las 21.00) y el sábado por la mañana (Teatro Victoria Eugenia a las 12.30).

Otro ejemplo que ofrece una buena piedra de toque del extraordinario nivel de esta edición es citar de pasada a algunos de los pianistas que visitarán Donostia en los próximos días: Marco Mezquida, Kenny Barron, Brad Mehldau, Chick Corea, Bruce Barth, Benny Green y Robert Glasper. Pocos festivales internacionales –por no decir ninguno– pueden igualar la excelencia de un listado semejante. Todos ellos representan maneras tan dispares, personales, interesantes y complementarias de entender el jazz. Los más veteranos del grupo hace tiempo que dejaron escritas sus principales aportaciones al libro de estilo, pero sigue siendo un placer verles en activo, en buena forma e interpretando música recién grabada. Los jóvenes como Mezquida o Glasper aún no han encontrado su piel definitiva y tienen mucho con lo que seguir sorprendiéndonos en el futuro.

Esta vez el tejano regresa a Donostia el jueves 26 de julio (Plaza de la Trinidad a las 21.00) como un miembro más del proyecto R+R= NOW, junto a Christian Scott, Terrace Martin, Taylor McFerrin, Derrick Hodge & Justin Tyson. Un auténtico combo de estrellas contemporáneas que comparten su debilidad por saltarse las normas y desdibujar la frontera entre géneros: en su crisol, el jazz se mezcla con destellos de nu-soul, rock, R&B, hip-hop y electrónica abstracta; no es casual que muchos de ellos hayan coincidido en la nueva grabación del auténtico gurú del concepto crossover, Herbie Hancock, producida por Martin. Completando el programa doble, al lado de ese dream team de malotes Jacob Collier puede parecer un inofensivo producto de YouTube, pero el inglés también es una increíble trituradora de géneros, además de un animal escénico sin nada que envidiar a su compatriota Jamie Cullum: algo tendrá el agua cuando la bendicen, y uno de los padrinos de Collier es nada menos que Quincy Jones.

Con su disco “Seymour read the constitution!” aún calentito bajo el brazo, Brad Mehldau volverá a impartir una clase magistral de lo que en su día él mismo bautizó como “arte del trío”; su aportación personal a este formato clásico lleva un paso más allá los logros de Bill Evans, Keith Jarrett o Fred Hersch y sigue siendo una de las cosas más emotivas y excitantes que ofrece el jazz de hoy.

Otras propuestas que darán brillo a los escenarios principales serán las del trío formado por el contrabajista Dave Holland, el saxo tenor Chris Potter y el batería Zakir Hussain (viernes 27 en la Plaza de la Trinidad a las 21.00), el laud del tunecino Rabih Abou-Khalil (medianoche del mismo día en el Teatro Victoria Eugenia) o el concierto del Premio Donostia 2018 Michel Portal junto a Vincent Peirani y Émile Parisien (domingo 29 en el Teatro Victoria Eugenia a las 12.30).

Si su economía no le alcanza para darse un capricho, no dude en hartarse de música en los escenarios gratuitos situados en la Playa de la Zurriola. Allí nunca falta una buena representación del mejor jazz vasco –Dick Oatts & Víctor de Diego Quintet, Trizak, Kike Mora, David Cid– ni escasean concesiones a otros géneros más accesibles. No se pierdan al blues-rocker Gary Clark Jr. (jueves 26 en el Escenario Verde a las 24.00), a los madrileños Morgan (sábado 28 en el Escenario Verde a las 21.00) o a Anna Calvi, una debilidad personal. Los añorados donostiarras La Buena Vida (reencarnados con el nombre de Amateur) y Mikel Erentxun jugarán y vencerán en casa.

Y si no pueden permitirse trasnochar, las sesiones matinales en el Teatro Victoria Eugenia o las del Museo de San Telmo serán una opción perfecta y didáctica, estas últimas además gratuitas. Tras las conferencias diarias a cargo del experto local Patri Goialde –sobre Duke Ellington, Billie Holiday, Charles Mingus y Charlie Parker– por allí pasarán Skytrain, Chris Kase Quartet, Andrzej Olejniczak Quartet y Conrad Herwig-Carlos Martín Quintet.

De todo y para todos, pero no se indigesten.