«Las canciones de La Polla Records cruzan generaciones y fronteras»
Galardonado con un Goya y una Mención Especial de Jurado Fipresci en el Zinemaldia de 2000 por ‘La espalda del mundo’, en ‘No somos nada’ este cineasta peruano sigue a La Polla Records en su gira de despedida, en una apasionante y divertida oda punk que une generaciones.

Evaristo Páramos anda y anda, con su mochila, las botas de monte y una makila. Sube a las campas de Urbia –«¿de qué partido son estas ovejas?»–, contempla el paisaje de los alrededores de Agurain, parece un pastor o un baserritarra al que le gusta filosofar sobre sus cosas, solo, en la naturaleza.
Hasta que esta especie de doctor Jeckyll de pendientes –muchos– en las orejas y tatuajes se sube a un escenario, y el ruido, la mala leche, los colegas, las verdades lanzadas como si fuera una ametralladora y las ganas de cachondeo sacan a la luz a su señor Hyde y a los de su banda, La Polla Records. De acuerdo, son unos señor Hyde algo veteranos, sesentones los de la banda original, pero con ellos es siempre un disfrute reencontrarse, sea para gritar sus canciones o para seguirles en las distancias cortas como, en este caso, en la gran pantalla.
La banda de Agurain es la protagonista de ‘No somos nada’, el divertido, emocionante, repleto de capas e intrahistorias, e incluso sorprendente documental rodado por el cineasta peruano Javier Corcuera con el que se inaugura esta noche a concurso la sección Zinemira de Zinemaldia. Será su estreno mundial antes de la llegada en noviembre a las salas comerciales.
Corcuera no ha rodado un documental musical al uso, aunque el punto de partida sí que podría dar pie a ello: la gira titulada ‘Ni descanso, ni paz!’ con la que, después de dieciséis años de parón, la banda de Agurain está celebrando su reencuentro y, a la vez, su despedida.
Se supone que la definitiva, aunque sus miembros siguen teniendo sus proyectos propios. Una gira que les llevó también a Latinoamérica, donde tienen muchos seguidores, y que todavía no se ha cerrado, con conciertos por celebrar debido a la pandemia, como el previsto para el 25 de setiembre en Donostia, que no tiene nueva fecha todavía. Y está siendo también un reencuentro con el público del que han salido un disco de título irónico –‘Levántate y muere’– y el documental ‘No somos nada’, título de uno de sus canciones más icónicas.
Levántate, muere y cuéntalo
«A pesar de que no sea una banda que haya estado en los grandes medios, La Polla Records sí ha sido una banda que ha trascendido fronteras. Desde un pueblo de Euskadi ha cruzado fronteras hasta América Latina y ha cruzado también generaciones. Ves los conciertos y ahí ves dos generaciones más: ha habido momentos en los que no solo hemos visto a padres e hijos, sino también a abuelos, padres y nietos. Es impresionante cómo las letras de La Polla Records han trascendido a varias generaciones, muchas veces porque muchas de las cosas de las que hablan siguen sucediendo, y también han trascendido fronteras porque, a su vez, son universales. Eso también está en la película», explica el cineasta peruano, residente desde hace algunos años en el Estado español.
La filmografía de Javier Corcuera incluye títulos como la multipremiada ‘La espalda del mundo’ (2000), tres historias sobre derechos humanos conculcados; ‘La guerrilla de la memoria’ (2002), sobre los maquis; ‘Hijas de Belén’ (2004), sobre la música y lenguas de Perú; ‘Invierno en Bagdag’ (2005), un retrato de los habitantes del Bagdad en guerra, y ‘Checkpoint rock: Canciones desde Palestina’ (2009), un proyecto con Fermin Muguruza sobre la situación de Palestina a través de su música.
Y, ahora, este cineasta que alguna vez ha dicho que «los países son lo que cantan», ha seguido a la banda punk en el que, reconoce, ha sido uno de sus rodajes más divertidos, en el que más ha disfrutado y más cervezas ha tomado... en el bar Otxoa de Agurain, donde arrancó toda la aventura de estos chavales de pueblo, punkis en la Euskal Herria de la crisis y de los años más duros del conflicto, y cuyas canciones se siguen cantando-coreando hoy en día. Aquí y fuera.
«Sus letras siguen siendo universales. Las escucha alguien en México o Lima y se siente identificado con ellas»
Por ejemplo, en su Perú natal, Javier Corcuera era seguidor desde chaval del grupo... «todo el equipo de la película, desde los jefes de equipo hasta el último técnico, lo somos», añade. «Sus cintas llegaban a América Latina y, de hecho, también a Perú. En la película vamos también a Perú, a un concierto que dieron en Lima y, claro, estaba abarrotado. Pienso que no es tan fácil perdurar en el tiempo, porque La Polla Records perduró y pienso que perdurará. Siempre se escucharán esas canciones, porque sigue siendo vigentes y universales. Las escucha alguien en México o en Lima y se siente identificado con las letras. En general, en América Latina mueve una energía increíble. Se junta todo y claro también que es un hecho histórico que llegue La Polla Records; un hecho único e irrepetible».
El mundo por venir
Hace unos años, cuando conoció a Evaristo en una visita que realizó con su amigo Willy Toledo, le planteó que alguna vez podrían hacer una película: «Ahí le propuse la idea, pero en esa época no tenían en mente planes de juntarse ni nada. Años después me llamaron y yo me apunté inmediatamente, como comprenderás, porque hacer esta película ha sido un placer. Creo que nunca he disfrutado tanto en mi vida haciendo una película: me he reído mucho, he disfrutado, he saltado, he tomado muchas cervezas en Agurain y ha sido realmente un regalo».
Formada en 1979 en la localidad alavesa por Evaristo (vocalista), Fernando (batería), Abel (bajo), Sume y Txarly en las guitarras, La Polla Records se disolvió en 2003. «La película cuenta cómo se juntó esta peña, cómo empiezan a funcionar, cómo hacen las letras, cómo empiezan a crecer como banda, cómo perduran en el tiempo y también habla de otras cosas: Evaristo habla también del mundo de hoy, de lo que va a venir... porque la película tiene muchas capas», explica el cineasta.
Vamos desgranándolas con él. Una capa: un auténtico canto a la amistad, a los amigos que se quedaron por el camino. Como dice Abel, «es una suerte estar en un grupo del que, aunque no sepas tocar, no te echan». Otra capa: la memoria del fin de una época y de una generación, la del rock radical vasco, «aunque el legado de La Polla perdura», recalca Corcuera.
A través de los testimonios de Evaristo, de Abel –quien hace realmente de hilo conductor del relato de la historia de la banda– y de Pilar, la madre de Evaristo –todo un descubrimiento– vamos conociendo a la banda... aunque no han conseguido que hable ‘Sume’.
«El primer día que fuimos a ver a Evaristo nos llevó a pasear por el monte y dijimos: ‘Esto va de seguir a Evaristo por el monte’»
«No le gusta dar entrevistas, nunca las ha concedido y no va a empezar ahora. Empezamos por los que querían y luego vimos que la película se sostenía, y como eran los dos históricos que habían llegado hasta el final, nos pareció correcto. Y luego la madre se sumó porque Evaristo me contó: ‘Oye, que en cuarenta años no me ha visto nunca’, y dijo que le encantaría que saliera en la película. Es un documental que no se podía diseñar mucho previamente, por eso el primer día que fuimos a ver a Evaristo nos llevó a pasear por el monte, y dijimos: ‘Esto va de seguir a Evaristo por el monte’. Fuimos varias veces, en distintos momentos del año, a recorrer el monte y conversar y así se fue construyendo el relato. La gracia del documental es cuando suceden momentos que uno no espera o planea, porque ruedas una película sin saber lo que va a ser. Y de eso se trata, y en este caso más que nunca. Ha habido películas que he planificado más porque hay un trabajo de guion previo más elaborado, pero aquí no ha sido así. Ha quedado bien y está muy divertida, se lo van a pasar bien», asegura.
En paralelo a la parte de la película que se podría definir como más íntima, está el rodaje de los conciertos, con un tratamiento cinematográfico diferente, más espectacular. «En cada tema o canción he intentado tener un estilo de realización diferente: unos por detrás, otros desde las tribunas, entre el público. Como que he querido adaptar la realización de cada tema a un estilo distinto. Tenía su lío, como todo concierto, pero contamos con un equipo espectacular», añade.
Y, en medio, documentos de archivo y animaciones que son un homenaje a los fanzines de los que Evaristo reconoce que «aprendió» ideología. «Manu Viqueira, que es un animador gallego y seguidor de La Polla, ha hecho la animación, que recoge toda la iconografía de los discos y los dibujos del grupo», explica el cineasta.

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