Paco Plaza nos aclara los orígenes del proyecto: «Todo surge de una idea que yo tenía, y con la que no acababa de atinar. Carlos [Vermut] y yo somos grandes amigos, comemos juntos casi cada semana y nos reunimos siempre durante todos los días del Festival de Sitges (yo soy un fan del cine de terror, él dice que no tanto, pero en realidad también lo es). En una de estas comidas empezó a concretarse el guion, un texto que veo como un traje a medida. Que un director escriba para una película que sabe no va a dirigir, como hizo Carlos en este caso… me parece un gran acto de generosidad».

Carlos Vermut se defiende de las «acusaciones»: «Que conste que me encanta el terror», aclara entre risas, «de hecho, recuerdo que para mis películas he pensado muchas veces en prodigarme en estos terrenos. Explorarlos me parece que es lo más cercano a quitarte el corsé, abrirte de brazos y gritar ‘¡que pase lo que tenga que pasar!’».

Enrique López Lavigne también da su particular visión sobre el género: «El terror nos permite explicar ideas y sentimientos que no se pueden expresar de ninguna otra manera. Recuerdo el miedo que pasamos durante prácticamente todo el proceso de producción. Nosotros, de hecho, debimos ser uno de los primeros rodajes que tuvieron que ser cancelados a causa del covid. Seguir adelante con esta película fue enfrentarse constantemente a la pregunta terrorífica de ‘¿qué va a pasar?’».

Abordamos una de las principales cuestiones del film, la elección de la brasileña Vera Valdez para encarnar a la ya famosa «abuela». Paco Plaza nos da más detalles: «Vera me deslumbró. La descubrí en un clip de vídeo-danza brasileña y me dije que necesitábamos a esta mujer para la película. Me arrebató su presencia y su carisma, me dio la sensación de que impregnaría el conjunto de pura fascinación: es como un Rolling Stone encarnado en una Venus. Relacionado con la pandemia, recuerdo el día que tuvimos que detener el rodaje. En aquel momento tan oscuro, Vera me dijo ‘me mantendré viva’. Quedé tocado por esta fragilidad, pero también por esta fortaleza. Tenía muy claro que la película tenía que contagiarse de ambos aspectos».

Y como no podía ser de otra manera, Vera Valdez toma la palabra: «Al momento de asistir a esta rueda de prensa, puedo decir que he hecho la película… pero que aún no la he visto. Tengo muchas ganas de verla y de pasar mucho miedo. Creo que voy a sufrir en la sala de cine, pero todo va a ir bien, Paco [Plaza] es un director extraordinario, tranquilo y amoroso. Siempre que estoy a su lado, me siento bien».

La otra actriz protagonista, Alumdena Amor (a quien ya vimos en ‘El buen patrón’, de Fernando León de Aranoa), confirma las virtudes de su compañera de reparto: «De Vera yo también me empapé de su fuerza. Me impresionó que, después de todo lo que ha vivido, siguiera teniendo ganas de embarcarse en aventuras como esta». Y en cuanto a su experiencia en el rodaje, aclara: «No recuerdo pasar miedo en el set, pero sí que se me quedaba algo en el cuerpo. El sentimiento de terror, para mí, es algo muy sensorial. Recuerdo que cuando volvía a casa y me quedaba sola, entonces todas las malas vibraciones que habíamos estado conjurando, venían a mí».

Sigue Paco Plaza: «Estamos construidos a base de historias, de películas. El cine nos construye, se podría decir. Nos hace ser quienes somos. Lo que me interesaba mucho en esta ocasión era hablar de cuerpos y almas; me preguntaba sobre las soluciones visuales a esto. Quería expresar, de manera fantástica y terrorífica, el hecho de sentirse como la suma de todos tus familiares. A veces me despierto, digo algo y pienso ‘esto lo decía así mi abuelo, tal cual»’. Quería incidir en esta sensación, que puede ser maravillosa e inquietante al mismo tiempo».

Se pone sobre la mesa uno de los temas centrales de ‘La abuela’. Sigue hablando Paco Plaza: «Quería hacer una película de posesiones, pero en la que el demonio fuera la vejez. Estamos en una sociedad en la que se está satanizando el hecho de hacerse mayor. Nos produce terror el envejecimiento: el propio y el ajeno. Quería hablar de la juventud que fuimos y de la vejez que seremos, ligarlo con el miedo. Siento que estamos arrinconando a nuestros ancianos, y esto es algo que me parece terrorífico».

Por último, preguntado sobre la oportunidad que le ha dado Zinemaldia para presentar mundialmente su nuevo trabajo, el director responde: «Es cierto que el cine de género se ha hecho un hueco en estas plazas donde históricamente no importaba demasiado. En los últimos diez años, sobre todo, hemos asistido a una unión cada vez más fuerte entre el terror y el cine de autor. En cualquier caso, estamos muy felices de estar aquí: nos da la sensación de que nos han invitado a una fiesta que en un principio no estaba pensada para nosotros».