Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

‘El padrino’: crónica de un rodaje legendario y telúrico

Coincidiendo con el 50 aniversario del estreno de «El padrino», repasamos parte de su suculento anecdotário. Una de las grandes obras cumbre de la historia del cine que en breve será revisada en la serie «The Offer» y el filme «Francis And The Godfather».

Imagen tomada en el rodaje de ‘El Padrino’
Imagen tomada en el rodaje de ‘El Padrino’ (‘El Padrino’)

Durante los años que llevaba en América, Amerigo Bonasera había confiado en la ley y no había tenido problemas. En ese momento, a pesar de que en su cerebro hervía el odio, a pesar de sus inmensos deseos de comprar un arma y matar a los dos jóvenes, Bonasera se volvió hacia su mujer, que todavía no se había dado cuenta de la farsa que se había desarrollado ante sus ojos y le dijo: «Nos han puesto en ridículo». Guardó silencio y luego, con voz firme, sin temor alguno al precio que pudieran exigirle, añadió: «Si queremos justicia, deberemos arrodillarnos ante Don Corleone».

Así comienza ‘El Padrino’, la novela con la que el escritor italoamericano Mario Puzo alcanzó gran renombre y fortuna, y que serviría como referente argumental de una de las sagas más conocidas del cine. Publicado en el año 69, este atípico acercamiento a la trastienda de la mafia está descrito desde el punto de vista de un clan siciliano enraizado en Nueva York y gobernado por el astuto Don Vito Corleone. La trama transcurre entre los años 1945 y 1955, y desde el mismo instante en que nos sumergimos en su lectura, términos italianos como consiglieri, caporegime, Cosa Nostra, pezzonovante y omertá nos descubrieron un código de honor delictivo que hasta entonces nos era desconocido.

Trasladar a la gran pantalla esta historia no fue tarea fácil. Para empezar se asignó un millón de dólares como presupuesto, en la creencia de que ‘El Padrino’ debía ser una película sin demasiadas pretensiones. Pero con el paso de las semanas aquello iba tomando un aspecto formidable y aterrador. Francis Ford Coppola, un director escogido por el estudio porque era italoamericano –familiarizado con lo escrito por Puzo– y bastante desconocido y, por lo tanto, barato, quería que Marlon Brando encarnase a Don Vito Corleone, a lo que el estudio se negó en rotundo, ya que Brando estaba en horas bajas, era conocido por su volcánico temperamento y sus interminables excentricidades y rarezas.

Así que los productores le propusieron varias condiciones seguros de que nunca podría cumplirlas: no cobraría un centavo –sus ganancias estarían supeditadas a lo conseguido en la taquilla–, no se le admitirían sus explosiones de divo. Y la más determinante de las peticiones: debía hacer una audición, algo que la estrella cinematográfica siempre se negaba a hacer. Contra todo pronóstico y para sorpresa de los productores, el divino Brando descendió de su pedestal, aguardó pacientemente su turno en la sesión de casting, se colocó unos algodones en la boca y legaría para la posteridad su genial caracterización de Vito Corleone.

Todo queda en la «famiglia»

El rodaje de ‘El Padrino’ estuvo siempre vigilado muy de cerca por las famiglias sicilianas, que no querían perder detalle de lo que se quería contar sobre ellas. En este sentido, destaca un nombre propio que conectaba a Hollywood con la Mafia, Franky “Ojos azules” Sinatra. Hollywood y el FBI sabían de la protección y promoción que la mafia norteamericana llevaba a cabo de Frank Sinatra. Para la Cosa Nostra, era su chico de oro pero el capo Sam Giancana no dudaba en tildarle de cafishio, que en la jerga delincuente del lunfardo significa “proxeneta”. Sinatra era amigo desde los años 20 de Joe Fischetti, primo de Al Capone y distinguido miembro de la mafia. Él fue quién le presentó a Lucky Luciano –el gran unificador del crimen organizado italoamericano– en la Habana, donde Sinatra conoció a todos los hombres del Sindicato. No obstante y a pesar de las declaraciones de Ava Gardner y de Jerry Lewis, como del material fotográfico existente, nada pudo ser confirmado.

La relación de Sinatra con ‘El Padrino’ se inició cuando su nombre salió a relucir para que interpretara al mismísimo Vito Corleone y, con posterioridad, cobró forma la posibilidad de que diera vida al personaje de Johnny Fontana, el cantante meloso y melódico en horas bajas que acude a la boda de la hija de Vito Corleone para robar suspiros y, de paso, pedir ayuda al Don para que le ayude a recuperar su prestigio perdido en las pantallas de cine.

Mario Puzo creó este personaje basándose en Tony Bennett y Sinatra, lo que provocó más de una carcajada entre los magnates de Hollywood. A Sinatra no le hizo ni pizca de gracia este parentesco y cuando se encontró a Puzo en un restaurante, alguien los quiso presentar. Quienes pensaron que esta ficción casi guiñolesca no iba a molestar al cantante se equivocaron.

Un enfurecido "Ojos azules" insultó al autor de ‘El Padrino’, le amenazó con romperle las piernas y le llamó «mierda de paloma y soplón del FBI».

Puzo optó por salir del local. Finalmente, el actor italoamericano Al Martino fue el encargado de dar vida a Johnny Fontana, un personaje que –quizás por miedo a las represalias– Coppola limitó mucho su presencia en comparación con el libro.

Brando, siempre Brando

La célebre escena inicial en la que aparece Vito Corleone acariciando un gato fue totalmente improvisada por el propio Brando, quien aseguró que se le ocurrió introducirse unos algodones en la boca porque le daba pereza crear un personaje. La escena en la que se burla de Johnny Fontana imitando sus sollozos tampoco estaba prevista; una vez más, el divino Brando optó por la improvisación. Ninguno de los actores que participaron en esta escena esperaban semejante reacción y, por ese motivo, las sonrisas nerviosas de Robert Duvall (encarnando al consiglieri Tom Hagen) fueron espontáneas.

En la escena en la que Vito fallece mientras juega con su nieto, el actor llevaba puestos unos dientes improvisados que se fabricó con recortes de cáscaras de naranjas. Estos dientes no figuraban en el guion original; en la escena Vito fallece fulminantemente a consecuencia de un ataque al corazón. Pero, antes de que las cámaras se encendieran para rodar esta escena, se había colocado estos dientes para ganarse el afecto del niño y salió corriendo tras él. A Coppola le gustó tanto este juego compartido entre el actor y el chaval –cuyo pánico en la escena era real– que decidió incluirla en la toma final.

Cuando recibió el Óscar por su interpretación en ‘El Padrino’, se negó a aceptarlo porque decía que Hollywood discriminaba a los indios. En su lugar, recogió el premio Sacheen Littlefeather, una supuesta nativa que más tarde debutaría en la gran pantalla como la actriz californiana María Cruz.

En breve disfrutaremos de dos proyectos basados en todo lo que aconteció durante su rodaje. Paramount estrenará una serie titulada ‘The Offer’, en la que Dan Fogler interpreta el rol de Francis Ford Coppola. A este proyecto se sumará ‘Francis And The Godfather’ y, en este largometraje de Barry Levinson, Oscar Isaac dará vida a Coppola.