Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

«The Unbearable Weight of Massive Talent»

Ya veníamos anunciando que ‘The Unbearable Weight of Massive Talent’ (2022), que en su versión doblada se estrenará el 17 de junio próximo con el título de ‘El insoportable peso de un talento descomunal’, ratificaba la cada vez más consolidada idea de que el actor Nicolas Cage es un género en sí mismo, cualidad excepcional que le sitúa como todo un precursor en la historia de Hollywood dentro del metalenguaje cinematográfico. Su peculiar trabajo, gracias a que no le hace ascos a nada, le interesa por igual al autor experimental que al productor más comercial, por no hablar de que encaja tanto en las películas de bajo presupuesto como en los proyectos millonarios de los grandes estudios. Se podría decir que Nicolas Cage es más grande que el cine y, quienes afirmaban que había echado su carrera a perder aceptando encargos alimenticios, no entendieron que al sobrino de Coppola no se le caen los anillos por hacer cine barato, pues ha elegido una manera de vivir su oficio totalmente desprejuiciada, en la que nada es mejor o peor en proporción al sueldo a cobrar.

El no ser selectivo provoca que en su filmografía se alternen las películas malas con las buenas, pero a cambio tiene un tesoro que el resto de sus colegas de profesión no poseen porque, al rechazar ofertas de directores poco conocidos o con un currículum desfavorable, se pierden a veces la sorpresa de encontrarse con una genialidad inesperada, mientras que el kamikaze Cage de cuando en cuando consigue el premio gordo en la ruleta de la fortuna contra todo pronóstico. Otros hubieran dicho que no a la llamada de un tal Tom Gormican que solo había realizado hasta la fecha la comedia generacional ‘Las novias de mis amigos’ (2014), protagonizada por Zac Efron y Miles Teller, y la serie de televisión fantástica del género buddy movie ‘Ghosted’ (2017), en la que la pareja interracial de turno la integraban Craig Robinson y Adam Scott.

Pero, por más que se trate de sendos títulos rutinarios que nunca llamarían la atención, a Tom Gormican le sirvieron para asentar la colaboración con el guionista Kevin Etten, mientras preparaban juntos el gran salto con su artefacto Cage que, a poco de empezar a distribuirse, ya lleva recaudados en la taquilla mundial alrededor de 25 millones de dólares. Su éxito más que justificado se debe a que sirve de convocatoria para reunir a la enorme comunidad fan del actor en una metacomedia de acción que le brinda a este la oportunidad de repasar su variada tipología de personajes, desde los más superficiales a los más profundos, mientras que para la audiencia masiva no deja de suponer un divertido y lujoso entretenimiento que muestra las entretelas de los rodajes.

Como buen transformista que es, al igual que le ocurría a Peter Sellers, Cage no tiene problema en adoptar múltiples personalidades como si realmente padeciera de un síndrome tipo ‘borderline’. Por eso en ‘The Unbearable Weight of Massive Talent’ (2022) responde al nombre artístico de Nick Cage, casi como el músico australiano pero cambiando una sola letra, además del alias de Nicky y de su verdadero nombre de pila Nicolas Kim Coppola.

Ni qué decir tiene que Nick Cage es una autoparodia de sí mismo, y así aparece como una estrella de Hollywood arruinada por su mala cabeza, y que ha dejado de lado a su familia, lo que le cuesta constantes conflictos con su exmujer (Sharon Horgan) y su hija adolescente (Lily Mo Sheen). Una situación desesperada que le lleva a aceptar la oferta de su agente (Neil Patrick Harris) para acudir a la fiesta de cumpleaños de un fan millonario (Pedro Pascal), lo que le reportará sus mayores ganancias.

En el aeropuerto es interceptado por una agente de la CIA (Tiffany Haddish), que le propone espiar al magnate de las aceitunas, del que sospechan es en realidad un narcotraficante. Le esperan unas accidentadas vacaciones en una opulenta mansión de Mallorca, aunque el rodaje fue en Dubrovnik.