Amalur Artola
Amalur Artola Kulturako koordinatzailea / coordinadora de Cultura

Una treintena de agentes se suman a la huelga feminista del 30N y suscriben un acuerdo social

Una treintena de agentes sociales, sindicales y sociales se han sumado a la huelga feminista del 30N firmando un acuerdo social en defensa de un sistema publico comunitario de cuidados. Sostienen que el marco actual es «insostenible» y que los cambios han de ser estructurales.

Presentación multitudinaria del acuerdo social, este sábado por la mañana en Hernani.
Presentación multitudinaria del acuerdo social, este sábado por la mañana en Hernani. (Jon URBE | FOKU)

Decenas de mujeres de todas las edades y condiciones se han reunido esta mañana en Hernani para mostrar su adhesión a la huelga del 30N, enumerar las razones y requerimientos por los que se plantarán y presentar el acuerdo social pactado entre diferentes agentes sociales, sindicales y políticos de Euskal Herria. Un acuerdo que, han detallado, pone el acento en la necesidad de un nuevo sistema de cuidados público-comunitario, ya que el actual marco es «insostenible».

«En los últimos 20 años desde las instituciones vascas se han privatizado sistemáticamente todos los servicios de cuidados posibles, para ponerlas a disposición de las empresas amigas y sacar de ellos millones de beneficios a costa de las trabajadoras», han denunciado, y han matizado que, aunque utilicen términos como ‘comunidad’, se están implantando políticas «que ponen en el centro a la familia heteropatriarcal para evitar el desarrollo de estos servicios. De nuevo –aseveran–, las tareas de cuidados recaen sobre las mujeres, y a menudo sobre las mujeres migradas y racializadas».

La vida en el centro

Se trata de un sistema que prioriza «el capital por encima de nuestras vidas», por lo que las firmantes del acuerdo abogan por darle la vuelta a la tortilla y apostar por el derecho colectivo al cuidado, es decir, «por el derecho de todas las personas de ofrecer y recibir cuidado durante toda la vida, con libertas y compromiso». Plantean transformar la actual organización social de los trabajos de cuidado, lo que implicaría pensar en dos planos: por un lado responder a las necesidades urgentes (situaciones más precarias colapsadas) y, por otro, plantear cambios estructurales a largo plazo para poner la vida en el centro y superar «el sistema capitalista, racista y heteropatriarcal».

Entre las reivindicaciones inmediatas, las firmantes proponen reconocer como derecho y garantizar la universalidad de unos cuidados dignos, terminar con la privatización y reforzar el sistema publico, derogar la Ley de Extranjería y regularizar a todas las trabajadoras de cuidados, asegurar salarios dignos y mejorar las condiciones laborales, crear redes de apoyo para cuidadoras y garantizar tiempos de cuidado, interpelar a los hombres para que se responsabilicen de los trabajos de cuidado, fomentar la agroecología e intervenir en el mercado inmobiliario para garantizar el derecho a la vivienda, entre otros.

Con la mira puesta a largo plazo, consideran que desarrollar un sistema público-comunitario de cuidados «requiere un gran cambio cultural que hay que abordar transversalmente en todo momento» y remarcan la necesidad de trabajar en el concepto de ‘cultura del cuidado’ para concienciar a la ciudadanía. Plantean, entre otros, la necesidad de reconocer distintos tipos de familias, de promover la coeducación y desarrollar un modelo de educación basado en el cuidado, terminar con «la división sexual y racista del trabajo», construir nuevos modelos de gobernanza popular, promover la soberanía alimentaria y transformar el diseño de los espacios, el uso del tiempo y el urbanismo con propuestas como las viviendas comunitarias.

«Con nombres y apellidos»

Las firmantes aseguran que estas reivindicaciones son fundamentales para llegar a una sociedad donde el cuidado sea entendido como «una necesidad y derecho colectivo a lo largo de toda la vida», y exigen «responsabilidad y compromiso» a los responsables políticos, porque, aseguran, «esta situación es insostenible y sus responsables tienen nombres y apellidos».

«El 30N vamos a hacer huelga en Euskal Herria. Nos estamos organizando pueblo a pueblo, asamblea por asamblea, definiendo el sistema publico de cuidados y politizando nuestras vidas. Este es un proceso para poner las vidas de todas en el centro, y a eso vamos», han asegurado.

Entre las firmantes del acuerdo social están una treintena de agentes y movimientos sociales, sindicales y políticos de Euskal Herria, entre otras el Movimiento Feminista de Euskal Herria, Pentsionisten mugimendua, Zaintza babesten, Emakumeak Gerraren Aurka, Euskalgintzaren Kontseilua, Ongi Etorri Errefuxiatuak, Kapitalari Planto, ELA, LAB, EHNE, Lehen Arreta Arnasberritzen o Mugarik Gabe.