Iñaki  Soto
GARAko Zuzendaria / Director de GARA

Políticas públicas en tiempos de supervillanos

Elon Musk exhibió exultante la motosierra que le regaló Milei.
Elon Musk exhibió exultante la motosierra que le regaló Milei. (Saul LOEB | AFP)

Vistas en perspectiva, la compra de Twitter por parte de Elon Musk o la del ‘Washington Post’ por parte de Jeff Bezos adquieren un renovado sentido estratégico. Son empresas deficitarias que, sin embargo, tienen un claro rédito en forma de poder. Un poder que esa casta de oligarcas tecnológicos está utilizando para enriquecerse a través de oligopolios, a costa de las administraciones públicas, esquilmando al tejido empresarial y empobreciendo las sociedades. Todo ello acompañado de una agenda retrógrada y autoritaria. Una distopía muy real y desplegada a ritmo frenético.

Es lógico pensar que el mejor antídoto contra ese plan de dominación es un sistema de medios de comunicación robusto y dinámico, que alerte a la opinión pública y sea capaz de generar resistencia democrática y pensamiento crítico. Por eso, en todo el mundo se han puesto de moda las campañas de suscripciones con imágenes de los supervillanos favoritos del momento: Trump, Musk, Thiel… El problema es que, en muchos casos, las hacen empresas que cotizan en bolsa, que defienden los intereses de los poderosos, que en asuntos como el cambio climático, el feminismo o la vivienda asumen la agenda de la derecha. Es decir, medios funcionales a los autócratas y que representan, como mínimo, al establishment que ha facilitado esta situación crítica. Por eso, esas campañas son incoherentes y restan credibilidad al relato de los medios como contrapoder.

Por supuesto, reafirmamos nuestro compromiso contra los supervillanos, pero sabemos que el problema de la falta de debate, de transparencia o de desidia cultural no viene solo de cuatro ricos obscenos de EEUU. Por eso mismo, seguimos diciendo que la solución parte de acordar políticas públicas eficaces y justas que refuercen el sector de la prensa y los medios. Defendemos que la sociedad vasca ha sido vanguardista a la hora de crear y sostener medios plurales, lo que nos da una ventaja competitiva frente a desiertos informativos y monopolios. Advertimos, no obstante, que hay que actuar con urgencia e inteligencia, porque ahora, más que nunca, necesitamos nuestros medios.