Después de una moratoria de 90 días en la aplicación de los «aranceles recíprocos» para cerrar 90 acuerdos comerciales, el balance dista mucho de lo anunciado por Donald Trump. De hecho, esta semana ha retrasado su entrada en vigor para varios países hasta el 1 de agosto.

En realidad, poca negociación ha habido. El propio secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, ha confesado esta semana en una entrevista a la CNN que muchos de esos países «ni siquiera han contactado con ellos».

Acuerdos

Sobre los acuerdos alcanzados se conocen los aspectos que las partes han hecho público, pero puede haber otras cuestiones que se mantienen reservadas.

El 8 de mayo, Trump anunció el primero y más sencillo de todos con Londres. Gran Bretaña no tenía ni siquiera déficit comercial con EEUU, así que Washington acordó reducir los aranceles sobre los automóviles, el acero y el aluminio británicos, mientras que Londres prometió reducir los gravámenes sobre algunos productos agrícolas y aceptó que EEUU mantenga el arancel base del 10% a todas las importaciones británicas.

Con China, más que un acuerdo, ambos países acordaron una tregua de 90 días para negociar

Con China, más que un acuerdo, ambos países acordaron una tregua de 90 días para negociar. Durante ese periodo no se aplicarían los aranceles y sobre los aranceles aprobados después del 2 de abril, quedarían solamente uno del 30% a los productos chinos y del 10% a los estadounidenses. El 11 de junio acordaron que China facilitaría la exportación de tierras raras sobre las que había establecido restricciones, mientras EEUU permitiría la venta a China de recambios para aviones, etano y concedería nuevas visas a los estudiantes chinos.

Por último, el 2 de julio, Washington anunció un acuerdo con Hanói. Trump afirmó que Vietnam permitirá la entrada de mercancías estadounidenses sin aranceles y a cambio las exportaciones a EEUU se gravarán con un 20%, lejos del 46% anunciado el 2 de abril. Además, Trump afirmó que EEUU impondría un impuesto del 40% al «transbordo» de mercancías de otros países que hagan escala en Vietnam. Una medida destinada a evitar que los productos chinos eludan los aranceles estadounidenses utilizando Vietnam como paso intermedio y que Pekín anunció que estudiaría con detenimiento.

Desacuerdos

Entre los fiascos destaca Japón, que afrontó la negociación con la promesa de invertir un billón de dólares en la economía estadounidense a cambio de que Washington retirara los aranceles a la importación de automóviles. EEUU se niega y exige que Tokio elimine los aranceles a los productos agrícolas, especialmente al arroz, que escasea. El Ejecutivo nipón se niega por la presión de los votantes rurales.

En cuanto a la Unión Europea, tras el anuncio de este sábado de imponer aranceles de un 30% a los productos procedentes de la UE desde el 1 de agosto, el Ejecutivo comunitario insiste en seguir negociando para llegar a un acuerdo antes de esa fecha, aunque al mismo tiempo advierte de que adoptará «contramedidas proporcionadas si es necesario».

Esta misma semana Trump ha anunciado aranceles del 50% a Brasil si juzgan al expresidente Jair Bolsonaro. Lula ha replicado señalando que no acepta la tutela de nadie y que responderá con reciprocidad.

Balance

EEUU ha conseguido tres acuerdos parciales. De ellos, con Gran Bretaña se encontraba en una posición de fuerza; el acuerdo con Vietnam parece más dirigido a impedir el paso de mercancías chinas. El marco de negociación acordado con China es con diferencia el más importante y ha sido el resultado de las represalias chinas. Las restricciones a la venta de tierras raras han causado un importante daño económico y han obligado a EEUU a ceder.

Las restricciones a la venta de tierras raras han causado un importante daño económico y han obligado a EEUU a ceder

Tampoco ha conseguido avances con sus aliados tradicionales en Asia, Japón y Corea del Sur, y está por ver qué ocurre con la Unión Europea. Lo único que ha logrado es aumentar la hostilidad.

Del resto de países, muchos de ellos ni siquiera se han puesto en contacto, como ha reconocido esta semana en la CNN Scott Bessent.

La estrategia de EEUU ha dejado en evidencia que, al menos en términos comerciales, ha perdido importancia. Y Washington ya no está en condiciones de imponer sus términos, como ha hecho hasta ahora multitud de veces.