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Dos años de horror para borrar la vida en Gaza

Bombardeo sobre Gaza del pasado 29 de agosto.
Bombardeo sobre Gaza del pasado 29 de agosto. (Jack GUEZ | AFP)

La negociación en Egipto comienza cuando Gaza cumple dos años bajo el horror de la acción genocida israelí, desde que el 7 de octubre de 2023 la resistencia palestina asestara al ocupante el mayor golpe desde la creación del Estado israelí.

Frente a uno de los ejércitos más potentes del mundo y al considerado el mejor servicio de espionaje, cientos de milicianos –y con ellos decenas de civiles– salieron de un territorio asediado, vigilado y recurrentemente bombardeado durante años para llevar a cabo una sorprendente operación.

El asalto a puestos militares y localidades israelíes duró más de 24 horas. Murieron casi 2.800 personas, de ellas unos 1.600 palestinos, 373 soldados y policías israelíes y 700 civiles israelíes, aunque la aplicación de la directiva Anibal –impedir los secuestros aun a costa de la vida de los secuestrados– hizo que muchas de estas víctimas fueran causadas por helicópteros y artillería israelí.

Las milicias se llevaron a Gaza 251 prisioneros.

Inmediatamente, Israel  comenzó una brutal venganza que fue más allá de lo que nunca había llegado en décadas de ocupación.

Comenzaban dos años de horror que ha traspasado todas las líneas marcadas por el derecho y las convenciones internacionales, creando un peligroso precedente de impunidad.

Cerca del 90% de la Franja ha sido destruida por el Ejército israelí y gran parte ha quedado reducida a escombros. Controla más del 80% del territorio mediante ocupación, ataques y órdenes de desplazamiento forzado.

Las cifras del horror

Israel ha lanzado más de 200.000 toneladas de explosivos sobre Gaza. La cifra oficial de muertes supera las 67.100, pero estos son solo las registradas en hospitales. Cálculos independientes elevan la cifra hasta los 680.000, lo que supondría la muerte del 30% de la población de Gaza.

 

Israel ha bombardeado viviendas, escuelas y hospitales, ha disparado sobre multitudes que buscan comida, sobre los sanitarios que acuden a socorrer a las víctimas y sobre los médicos que intentan salvar vidas.

 

Israel ha matado a más de 20.000 niños –1.015 menores de un año– y ha dejado más de 56.000 huérfanos. Miles intentan sobrevivir heridos o con sus extremidades amputadas en un territorio asediado por el hambre.

Más de 2.700 familias, compuestas por más de 8.500 personas, han sido borradas por completo del registro civil.
También ha matado a 1.670 profesionales médicos, 254 periodistas y 140 rescatistas de defensa civil.

Israel ha bombardeado 38 hospitales, dejando inoperativos otros 96 centros de salud, y ha atacado 197 ambulancias y 61 vehículos de defensa civil.

El valor total de los daños directos iniciales como resultado del genocidio se estima en 70.000 millones de dólares. A los ataques y la destrucción se suma el bloqueo que ha llevado a la población palestina hasta la hambruna.

Las imágenes de familias sobreviviendo entre escombros y plásticos, niños comiendo granos de arroz caídos en la tierra, cuerpos esqueléticos, hospitales saturados, operaciones sin anestesia, colas de desesperados que intentan conseguir comida a riesgo de ser tiroteados, balas en la cabeza de niños y soldados riendo con cada crimen han ilustrado durante dos años este genocidio.