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Cuarto título de la campaña para el Unicaja de Ibon Navarro, que revalida la FIBA BCL en Atenas

Tras superar al AEK de Atenas anfitrión en semifinales por 65-71, los pupilos del técnico gasteiztarra superaban el domingo a Galatasaray por 67-83, renovando su nombre en el palmarés como en 2024. «Esto hay que disfrutarlo como si fuera el último», afirma Ibon Navarro.

Euforia de un Ibon Navarro que pide celebrar esta FIBA BCL «como si fuera el último». (@FIBABASKETBALL)

Cada vez que Ibon Navarro dice «ganar no es tan sencillo como parece», hay que hacer un hueco en las vitrinas de Unicaja. Si los títulos de Copa de la temporada 2022/23 y la FIBA BCL de la 2023/24 fueran poco, el club malagueño va a cerrar esta temporada 2024/25 con, por lo menos, ¡cuatro! títulos más: La Supercopa ACB y la Copa Intercontinental –títulos «heredados» de la anterior temporada, según el técnico gasteiztarra–, cayeron para inaugurar la campaña; en febrero, Ibon Navarro se disfrazaba casi de dominguero para meterse en una bañera de plástico con el trofeo de Copa en la mano –«la experiencia es un grado. A mí no me estropeáis otro traje», exclamó– y el domingo día 11 el Sunel Arena de Atenas vio cómo el cuadro malagueño revalidaba su título de FIBA BCL después de derrotar por 67-83 al Galatasaray turco, luego de que el cuadro otomano hubiera dejado en la cuneta a La Laguna Tenerife de Txus Vidorreta en el camino.

Cuatro competiciones en las que ha tomado parte este Unicaja y cuatro títulos al canto. Pero el técnico gasteiztarra olvidaba por un rato el habitual discurso ambicioso que engalana el mundo del deporte y prefería centrarse en algo tan obvio como difícil como es disfrutar del momento.

«Este título hay que disfrutarlo como si fuera el último, porque nunca sabemos si luego vienen más. No hay que estar siempre queriendo más. Los títulos, ante todo, hay que celebrarlos, y después debemos encontrar la manera de resetear para dar nuestra mejor versión en el final de la temporada regular en Liga ACB, acabar en la mejor posición y rendir bien en los play-offs, donde quizá juguemos contra Real Madrid o Barcelona», resaltaba después del 67-83 del final.

El técnico gasteiztarra ya tenía en su currículum una final de FIBA BCL perdida contra Galatasaray: en 2018 cuando entrenaba al UCAM Murcia. Bajo las órdenes de un histórico Dragan Sakota, el cuadro otomano se impuso en aquel entonces por 100-94, y por ello en la previa a esta Final Four de Atenas Ibon Navarro afirmaba su respeto profundo por Sakota, con aquella final perdida muy en mente, y a sabiendas de que antes de llegar a la final había que sortear al AEK de Atenas en una semifinal con 9.000 almas poniendo patas arriba el Sunel Arena.

Y desde luego que afrontar un último cuarto en Atenas ante un equipo griego con un 55-50 no es el escenario más halagüeño. Los malagueños tardaron cuatro minutos en volver a ponerse por delante, pero aparte de su gran trabajo defensivo, su mayor aliado fue que el cuadro ateniense se atoró en la recta final. Toda la sobreexcitación de la grada, como le sucediera al PAOK de Salónica en la final de la FIBA Europe Cup ante Surne Bilbao Basket, terminó por pasarle factura al bando heleno, que se pasó los cuatro últimos minutos sin anotar un solo punto, mientras que Unicaja se escapa con un parcial de 0-9, pasando del 63-62 al 63-71, solo maquillado por una última canasta local cuando todo estaba decidido.

Kendrick Perry y Cameron Taylor se dividían a partes iguales los puntos de este arreón final que llevaba a Ibon Navarro y sus huestes a una nueva final, mostrando que a esto de ganar también se aprende, sobre todo por el aplomo mostrado cuando más calentaba el sol.

Aprender de los errores

«Creo que hemos aprendido en los últimos meses a jugar partidos donde no tienes acierto», explicó Ibon Navarro después de la final ante Galatasaray. Ni contra el AEK ni contra el cuadro otomano se ha visto una inspiración superlativa por el bando malagueño, que firmó un 7 de 23 en triples, apenas un 30% y se dejó 8 de sus 22 tiros libres en la gatera.

«Eso te puede llevar a la frustración, a perder rebotes y precipitarnos, pero también todo esto nos ayudó a competir el viernes contra AEK y también en la final. Sabíamos lo que teníamos que hacer y lo que no», analizó el preparador alavés, que había estudiado bien al equipo turco.

«Ellos son muy buen equipo que siempre encontró las maneras de jugar mejor cuando tuvieron lesiones, por eso dije que no borré el 'scouting' en mi ordenador», recordó con una sonrisa, con la final de 2018 en algún rincón de la memoria.

A pesar de que los pupilos de Ibon Navarro llevaron siempre la iniciativa en el marcador, Galatasaray parecía querer aplicarles la conocida «táctica del conejo» que mencionaba el llorado Manel Comas. Aguantar en la estela, jugar con los nervios del rival que busca romper el partido antes de hora y emplear esa ansiedad sobrevenida cuando llegan los minutos finales para asestar el zarpazo y no darle tiempo al adversario para tranquilizarse, tomar conciencia de la situación real del marcador y volver a la carga.

Parecía que los de Dragan Sakota podían jugar con los nervios de Unicaja cuando se arrimaron 49-53 poco antes de terminar el tercer cuarto. Y en esa danza de nervios hubo minutos de apagón en los dos equipos cuando un triple de Kalinoski elevaba el 56-66 al marcador, un resultado que el propio escolta estiró hasta el 56-68 dos jugadas después.

Ahí y solo ahí empezó a resquebrajarse la resistencia de Galatasaray, sobre todo cuando los interiores malagueños Sima, Ejim y ‘Tyson’ Pérez se sumaron a la fiesta, producto de los huecos abiertos en la defensa otomana cuando Sakota ordenó presionar más a los exteriores rivales.

A partir de ahí, en plena contrarreloj turca contra la fatalidad, Unicaja culminó su obra con un 67-83, que supone la diferencia más holgada de entre todas las finales de FIBA BCL que se han disputado hasta la fecha.

Ni genético ni individual

Este Unicaja con gen ganador «no es algo que yo haya creado», advertía Ibon Navarro, sino un proyecto en el que ha contribuido «mucha gente», y reconocía que cuando llegó en 2022 «no sabíamos que esto podía pasar, pero encontramos no solo a grandes jugadores, sino a grandes personas, y todos conectaron».

No se puede olvidar que Ibon Navarro llegó a Unicaja después de haber sido cesado de Andorra, y solo porque el propio equipo malagueño había destituido a su vez a Fotis Katsikaris, porque aquella recta final de la temporada 2021/22 el club andaluz coqueteó muy en serio con sus opciones de descenso, algo que logró evitar.

Pero por el mismo precio, la «limpia» en el vestuario fue monumental, cambiando de un año para otro a nueve jugadores, al punto de que en este 2025 solo Alberto Díaz y Jonathan Barreiro forman parte de aquel plantel que anduvo penando en el furgón de cola de la Liga ACB.

Por ello, atribuir este ciclo exitoso exclusivamente al aterrizaje de Ibon Navarro no tiene ni pies ni cabeza. Las ideas sobre el parqué son suyas y la gestión de una plantilla de 14 jugadores efectivos también corre a cargo del gasteiztarra, el trabajo a la hora de cerrar esos fichajes y conseguir que esos nuevos jugadores casen con las ideas de su grupo depende en gran medida del propio club, algo que Ibon Navarro se empeña en recordar cada vez que le cantan aquello de «Ibon tiene un plan».

«Esto es de mucha gente, de mi staff y de mis jugadores. Hay mucha gente que tuvo problemas personales, porque somos humanos, no robots, pero superar y ayudarnos en esas cosas hacen que este tipo de cosas se disfruten mucho más».

Salto de fe

«¿Y ahora?», es la gran pregunta. Los play-offs de la Liga ACB fueron el gran borrón malagueño el año pasado, sobre todo las semifinales ante UCAM Murcia. Los de Ibon Navarro cayeron por 2-3 ante el cuadro pimentonero, perdiendo los tres partidos que jugaron en casa.

«Hay un salto (en ganar la ACB) y más si empiezas a sentirte "obligado" a ello. Así perdimos en los cuartos de la Copa de 2024 en Málaga y en semifinales de la Liga ACB ante UCAM Murcia (...) No estuvimos al nivel mental adecuado, sobre todo en los partidos de casa, porque parecía que estábamos "obligados" a ganar y llegar a la final», subrayaba.

De hecho, los de Ibon Navarro ocupan la cuarta plaza de la ACB y si la Fase Regular finalizase hoy tendrían un cruce de cuartos durísimo frente al Barça de Joan Peñarroya al mejor de solo tres partidos, con la perspectiva de jugar las semifinales contra el Real Madrid.

Y sin embargo, no faltan dentro de Unicaja quienes, con la sangre en la cabeza, van a por todas. «Esto ya no es un sueño, es una realidad. Tenemos en mente hacer un muy buen papel en los play-offs de la ACB y estaremos preparados. Estamos trabajando para llegar en las mejores condiciones y que la afición no tenga ninguna duda de que vamos a por ello», afirmaba ‘Tyson’ Pérez. Trabajo tiene Ibon Navarro en templar gaitas entre los suyos. O no, porque lo que le toca al gasteiztarra y su equipo es celebrar su cuarto título de la temporada. Luego ya se verá.