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La Ciudadela de Iruñea muestra la investigación fotográfica de Elena Moreno sobre el agua y el tiempo

El Polvorín de la Ciudadela de Iruñea acoge la muestra  ‘Hasta donde llega el agua’ una investigación fotográfica de Elena Moreno sobre el agua, la naturaleza y el tiempo. El embalse de Esa y su ciclo vital son el eje de una reflexión poético-visual que se ha extendido durante un año natural.

Cartel de la exposición ‘Hasta donde llega el agua’, que se puede ver en la Ciudadela de Iruñea.
Cartel de la exposición ‘Hasta donde llega el agua’, que se puede ver en la Ciudadela de Iruñea.

«Durante años, el embalse de Yesa no significó para Elena Moreno nada más que curvas, mareos recurrentes y, en todo caso, una vieja portería de fútbol junto al Esca justo antes de que el río desagüe definitivamente. La portería era el mejor indicador del nivel del agua… y acaso síntoma de otras muchas cosas. Tras años de cruzar el pantano sin mirarlo, sin mirarse, como tantos esquiadores y montañeros, de repente surgió en la autora una urgente necesidad de parar, bajar y sobre todo compartirlo». Este texto prologa el catálogo de ‘Hasta donde llega el agua’, una muestra que recoge 31 instantáneas de diversos tamaños con un protagonista indiscutible: el embalse con sus tiempos, sus texturas, su luz y sus reflejos.

Ese es el eje temático de la exposición fotográfica que esta mañana ha presentado la directora del Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Iruñea, Maitena Muruzabal, junto con su autora, Elena Moreno Jordana, y que ha quedado abierta en el Polvorín de la Ciudadela como parte de las propuestas artísticas del Centro de Cultura Contemporánea-Hiriartea.

El proyecto fotográfico de Moreno sucede al amanecer y engloba un ciclo anual completo que se extiende, desde febrero de 2016, a febrero de 2017. Las instantáneas, en un juego de luces y reflejos, de texturas, y de espacios ocupados o aparentemente desocupados, ofrecen serenidad y desorden en confusión, la vida misma. El transcurrir del tiempo, también del biológico, se abre paso al albur del agua de Esa.

Los materiales presentes en el escenario escogido, el movimiento que los sumerge y los vuelve a arrojar ante el espectador, son capturados por la cámara de la autora que ofrece pequeños vistazos a un conjunto que, el que mira, debe componer. La muestra es un único retrato, ya que es el conjunto de fotografías el que da sentido al concepto glabal para espectador.

Definida por su autora como «un retrato íntimo y personal del pantano» la muestra fotográfica, a modo de Haiku, está atravesada por pequeños poemas sobre la naturaleza, pero también sobre sentimientos, sensaciones y reflexiones.