Eli Txapartegi

La Torre de los Varona, entre los conjuntos fortificados mejor conservados

La Torre de los Varona asombra tanto por fuera como por dentro. Impresiona tanto el foso defensivo que aún conserva como la colección de valiosos objetos que alberga. Inicialmente, lo habitaban los López; después, los Varona. Era la misma familia. Sus descendientes aún habitan en la fortaleza.

Aspecto exterior de la Torre de Varona.
Aspecto exterior de la Torre de Varona.

Doña María Pérez. Así se llama la protagonista principal de la leyenda que envuelve la Torre de los Varona, considerada uno de los conjuntos fortificados más bonitos y mejor conservados de Araba. Cuentan que la descendiente de la saga de los Varona participó en la batalla desatada en el siglo XII en Barahona, Soria, en la que Alfonso de Castilla y Doña Urraca lucharon contra Alfonso I Rey de Aragón y Navarra. Al parecer, María acompañó a sus dos hermanos a la batalla disfrazada de soldado, ataviada con una armadura que cubría su rostro y cuerpo, y llegó a batirse cuerpo a cuerpo contra Alfonso el Batallador. Ella venció y llevó al rey aragonés frente Alfonso VII, quien, al descubrir que era una mujer, le dijo: «Habéis obrado, no como débil mujer, sino como fuerte varón, y deberéis llamaros Varona, vos y vuestros descendientes y en memoria de tan grande hazaña usaréis las armas de Aragón, que son cuatro barras sangrientas en el campo de oro y por orla ocho espejos».

Ficción o no, leyenda o historia real, aseguran que fue María quien contribuyó al cambio de apellido de su familia, de Perez a Varona. Por ello hay quien puntualiza que la torre conocida como la de los Varona ha sido habitada por una misma familia con diferentes apellidos: Perez, entre el siglo VII y el XII, y, desde entonces, Varona. De todos modos, hay quienes defienden que el nuevo apellido se debe all lugar donde tuvo lugar la batalla, Barahona.

De lo que no hay duda es de que la Torre es uno de los numerosos atractivos con los que la cuadrilla de Añana recibe al visitante, quien se impresiona ante una espectacular edificación de carácter militar que ha conseguido envejecer de forma extraordinaria y conservar la mayoría de sus elementos defensivos. De hecho, conserva su foso, el mismo que defendió la torre-palacio de ataques enemigos. Es más, es la única fortaleza de Araba que conserva su foso.

Conocida popularmente como la Torre de los Varona –su nombre oficial es Torre Palacio de los Varona–, fue declarado Monumento Nacional en 1949 y, años después, en 1982, Conjunto Histórico Artístico Monumental.

Varias etapas arquitectónicas

De todos modos, el complejo actual de la fortaleza de Villanañe es el resultado de una evolución que partió de una simple torre de madera a la que se le añadió, en el siglo XV, una nueva torre y, en el XVI, un palacio anexo. Todo ello fue restaurado después. Y todo ello puede ser visitado, pese a que en su interior sigue viviendo uno de los descendientes directos de la familia Varona (estña habitada desde el siglo XII). Por tanto, en el complejo se distinguen tres periodos arquitectónicos: la torre original de madera, mandada construir por un almirante visigodo de nombre Ruy Pérez hacia el año 680. que se quemó, la torre actual, de estilo Castellano Señorial y que data del siglo XIV, y el palacio gótico renacentista añadido un siglo después.

Quien se apunte a una de las visitas guiadas podrá disfrutar de las impecables estancias interiores, habitaciones y salones repletos de objetos de gran valor de entre los siglos XV al XX y de una gran colección de tesoros personales que la familia Varona ha ido acumulando a lo largo de los siglos: mobiliario antiguo, vajilla de la Cartuja de Sevilla, cristalería de Bohemia, mesas de escritorio y librerías con verdaderos incunables, papeles pintados que hoy no tienen precio e instrumentos musicales de gran valor, entre los que destaca uno de los primeros pianos verticales de Londres. Además, podrá acceder a lo alto de su torre, desde donde siglos atrás vigilaban los caminos que venían desde Castilla a la costa del Cantábrico y de la Rioja al Valle del Ebro. Ubicado estratégicamente en el centro de una planicie, desde la torre se domina perfectamente el valle que la rodea.