Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

¿Qué pone a prueba a una nutricionista en verano?

Nuestra dietista-nutricionista relata en este artículo, y en primera persona, su experiencia con las personas de su círculo cercano en vacaciones. Vuelve a confirmar que, en determinadas profesiones, parece que siempre hay que estar de «servicio», para que, luego, cada cual termine optando por hacer lo que más le apetece.

(Getty)
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Existen algunas profesiones, principalmente las denominadas de “servicios” -ya saben, aquellas que tienen como objetivo satisfacer las necesidades de los demás-, en las que parece que quienes las ejercen siempre tienen que estar, valga de redundancia, de “servicio” para todo su entorno… desde peluqueras hasta médicos, enfermeros o psicólogos.

En este sentido, los dietistas-nutricionistas nos enfrentamos a un doble o, incluso, un triple hándicap, ya que es habitual que amigos, conocidos e incluso familiares, de mayor o menor grado, nos pidan consejo nutricional, nos hagan preguntas y nos soliciten planes o pautas nutricionales.

Pero, además, también parece que nos convertimos, a ojos de los demás, en “jueces nutricionales” siempre que acudimos a comidas familiares o a cualquier evento culinario e, incluso, cuando vamos acompañados al supermercado. Son muchos los que creen que cuestionamos y juzgamos sus elecciones alimentarias o sus compras semanales.

Sin embargo, algo que indigna y mucho a la gran mayoría de dietistas-nutricionistas y que se da especialmente en verano, aunque también en otras épocas como la navideña, es cuando compartimos periodos de descanso con amigos y familiares y éstos refieren como ciertos algunos de los más famosos bulos alimentarios, tales como que los carbohidratos engordan, que la fruta entre horas es mala, que el agua con limón en ayunas tiene muchas propiedades, que restringirse los alimentos para después ponerse las botas con alcohol y comida superflua es cuidar la salud...

Los profesionales podemos optar por desgastarnos tratando de explicar y educar a todo nuestro entorno en nuestro tiempo libre o, por el contrario, podemos apretar los dientes y asumir que, como buen reflejo de la sociedad que también es nuestro entorno, hay algunas personas que siguen aferradas a teorías muy desactualizadas. Y son personas que no están dispuestas a cuestionarse nada más.