Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

Hábitos y actitudes con los niños en las comidas

La dietista de 7K plantea una cuestión: ¿Cómo podemos los padres «hacerlo bien» con la alimentación de nuestros hijos? Partiendo de la importancia que tienen los cuidadores a la hora de enseñar hábitos saludables a los niños con la comida, la clave para conseguirlo es aplicar el sentido común.

(Getty)

Tanto los padres como los cuidadores desempeñamos un papel vital en el aprendizaje de las experiencias tempranas de los niños con la comida, y son estas experiencias las que están vinculadas directamente con el comportamiento alimentario que tendrán como adultos en el futuro.

En este sentido, nuestros hábitos alimentarios, así como nuestras actitudes, como las figuras de referencia que somos, influyen significativamente. Por actitudes, nos referimos a creencias y comportamientos que tenemos frente a nuestra alimentación y la de nuestros hijos y que pueden ser las denominadas como “estilo autoritativo”, cuando somos exigentes pero atentos y acompañamos a los hijos de una forma afectiva; de “estilo autoritario”, cuando demostramos alta exigencia y baja calidez y, por último, de “estilo permisivo”, cuando mostramos baja exigencia y alta calidez.

Dice la evidencia científica que, cuando les acompañamos de forma autoritaria, obligando y presionándolos para comer, se puede producir una mayor evitación de alimentos, un menor consumo de alimentos esenciales y es un posible factor de riesgo para el desarrollo de los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria), algo que también se produce con la práctica contraria; es decir, la restricción o prohibición.

Esto está claro, pero ¿cómo podemos los padres “hacerlo bien” respecto a la comida de nuestros hijos? ¿Es posible un acompañamiento firme, pero cálido y respetuoso, todos los días, ante todos los desafíos que suponen la crianza y la alimentación de los menores? ¿También cuando estamos tan agotados como lo estamos hoy en día? Resulta, cuanto menos, muy difícil... pero no pasa nada. No pasa nada por no hacerlo perfecto en todas las comidas, ni todos los días, tampoco por ofrecer alimentos que no sean estrictamente saludables en algunas ocasiones, tampoco si les insistimos en algún momento para que terminen…

Y es que todos sabemos que es mejor llevar la lección al día que estudiar a última hora -y, aún así, todos lo hemos hecho alguna vez- o que es mejor acostarse pronto y dormir suficiente, pero, aún así, todos hemos trasnochado por una u otra razón. Y tampoco ha pasado nada. Lo importante es saber qué es lo mejor para nuestras criaturas, entender el por qué y tratar de ir en esa línea siempre que nos sea posible. Y, si no lo conseguimos, tratarnos con delicadeza e intentarlo de nuevo.